viernes, 28 de marzo de 2025

Otro obispo borjano que no llegó a ser consagrado

 

         El 28 de marzo de 1654 fue bautizado en la iglesia de San Bartolomé de Borja fray Martín de Vera Churiaga, hijo de D. Martín de Vera, perteneciente a una de las más ilustres familias de Borja y de Dª Graciosa de Churiaga, familiar del obispo borjano fray Juan López de Caparroso O. P.

 

         Profesó como monje cisterciense en el Real Monasterio de Santa María de Veruela, siendo enviado a cursar Artes y Teología al colegio de Huesca, donde se graduó como doctor. Destacó por sus dotes de orador sagrado y, en 1676 fue elegido abad de Veruela, siendo reelegido en 1684, 1692 y 1705.

En este último caso, se daba la circunstancia de que un monje no podía optar a un cuarto mandato, pero a pesar de ello y a que ya tenía 70 años volvió a ser reelegido. Desde luego, fue uno de los grandes abades del monasterio. En representación del mismo estuvo presente en destacados acontecimientos, como la Cortes convocadas para jurar como Rey a Carlos II y también fue nombrado Diputado del Reino, formando parte de la comisión encargada de adaptar los fueros aragoneses.

Decidido partidario de la causa borbónica, como la mayor parte de los borjanos, el conde de Sástago le impuso una elevada multa. Sus sufrimientos y méritos personales fueron decisivos para que Felipe V lo propusiera como obispo de Albarracín, aunque no llegó a ser consagrado pues murió el 25 de febrero de 1708, cuando iba a cumplir los 74 años de edad. Algo similar le ocurrió al que conocemos como el obispo Sallent, que falleció antes de ser consagrado.

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