Bertrand du Guesclin (c. 1315-1380) fue un destacado caballero francés que, con sus célebres compañías blancas, vino a servir a Pedro IV de Aragón, en el transcurso del conflicto que mantuvo con Pedro I el Cruel, en la llamada “Guerra de los dos Pedros”, en la que la zona de Borja y el Moncayo fue uno de sus escenarios.
El francés era un hombre
sumamente feo. Un cronista lo describía con “cabeza enorme, cuerpo grande,
piernas cortas, ojos pequeños, aunque de mirar vivo y penetrante". Él
mismo reconocía que era muy feo “para ganarme el afecto de las mujeres; pero en
cambio sé hacerme temer de mis enemigos".
Su fortaleza física y la
destreza a la hora combatir, contribuyó a la victoria de las armas aragonesas
y, en 1366, como reconocimiento a los servicios prestados el monarca aragonés
le hizo merced de las villas de Borja y Magallón, creando el condado de ese
nombre en la persona de du Guesclin. Ambas localidades eran de realengo, siendo
la primera vez que pasaban a ser de señorío.
Pero, después de su
intervención en el conflicto entre Aragón y Castilla, retornó a Francia, donde
fue nombrado condestable del reino y, a partir de entonces, perdió todo interés
por su flamante condado.
El 11 de marzo de 1375 Pedro IV el Ceremonioso le concedió
permiso para venderlo, adquiriéndolo el arzobispo de Zaragoza D. Lope Fernández
de Luna, al que hicimos referencia recientemente.
A su
muerte, Carlos V de Francia, permitió que fuera enterrado en la abadía de
Saint-Denis, donde su tumba, como todos los enterramientos reales, fue saqueada
por los revolucionarios. Sobrevivió su estatua yacente, que pudimos ver en la
visita que efectuamos a esa hermosa abadía, cuna del arte gótico, enclavada en
una zona actualmente peligrosa.
También
se ha conservado su corazón, actualmente colocado sobre un cenotafio con sus
armas. Se encuentra en la iglesia de Saint Sauveur de Dinan,
adonde fue llevado desde el lugar donde originalmente estuvo.
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