martes, 18 de marzo de 2025

El hallazgo de un manuscrito aljamiado en Borja

 

         En 2014 publicamos en este blog un artículo sobre el hallazgo de un manuscrito aljamiado en la antigua morería de Borja, del que nos habíamos olvidado por completo, dado que son ya más de 16.000 los que llevamos escritos.

         Ha sido el Dr. Aguilera Hernández quien nos lo recordó ayer, por motivos que no vienen al caso ahora, pero queremos recordarlo para poner de manifiesto que hallazgos de esta importancia pueden surgir, en cualquier momento, en los lugares más insospechados.

 


Poema de Yusuf

         Fue un artículo de María José Ayerbe Betrán, publicado en el Archivo de Filología Aragonesa, con el título de “Ecos aragoneses en la literatura medieval española”, el que nos puso sobre la pista del hallazgo mencionado.

         Al tratar de la literatura aljamiada, (nombre con el que se conoce a los textos elaborados por los moriscos, en castellano, pero con grafía o caracteres árabes), se refería al azar que ha presidido la recuperación de muchos de estos textos. En concreto, aludía al Poema de Yúsuf (José), encontrado en una cueva de Morés, al casi centenar de códices que aparecieron, en 1884, al derribar una casa de Almonacid de la Sierra, y a un “Sermón de Ramadán” que fue encontrado en Borja.

         Al interesarnos sobre esta cuestión descubrimos que M. G Ticknor en su Historia de la Literatura Española, dio noticia del hallazgo en Borja, en 1842, de un poema aljamiado que formaba parte de un tomo de misceláneas arábigas, encontrado al derribar unas casas que habían formado parte de la antigua aljama. Reproducimos la descripción de las circunstancias que lo rodearon:

         “El que los descubrió, hombre codicioso e ignorante, creyó desde luego, como en semejantes casos acontece, que aquellos libros eran otras tantos indicios de algún tesoro allí encerrado desde el tiempo de los moros; túvolos algunos años en su poder, reservándolos hasta de su propia familia, y sin dejarlos ver de personas que pudieran haberle desengañado acerca de su contenido, gastó no pequeña parte de su hacienda en hacer secretamente excavaciones que le condujesen a vista del supuesto tesoro; y a su muerte, ocurrida catorce años después, tan solo pudo hallarse el que ahora se describe”.

 

         El manuscrito se conserva, en la actualidad, en la Real Academia de la Historia, formando parte de la colección que perteneció al académico D. Pascual de Gayangos, adquirida por el Estado en 1896. En concreto, es el que lleva la signatura T-18 del citado fondo.


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