En 2014 publicamos en este blog un artículo sobre el hallazgo de un manuscrito aljamiado en la antigua morería de Borja, del que nos habíamos olvidado por completo, dado que son ya más de 16.000 los que llevamos escritos.
Ha sido
el Dr. Aguilera Hernández quien nos lo recordó ayer, por motivos que no vienen
al caso ahora, pero queremos recordarlo para poner de manifiesto que hallazgos
de esta importancia pueden surgir, en cualquier momento, en los lugares más
insospechados.
Fue un
artículo de María José Ayerbe Betrán, publicado en el Archivo de Filología
Aragonesa, con el título de “Ecos aragoneses en la literatura medieval
española”, el que nos puso sobre la pista del hallazgo mencionado.
Al
tratar de la literatura aljamiada, (nombre con el que se conoce a los textos
elaborados por los moriscos, en castellano, pero con grafía o caracteres
árabes), se refería al azar que ha presidido la recuperación de muchos de estos
textos. En concreto, aludía al Poema de Yúsuf (José), encontrado en una
cueva de Morés, al casi centenar de códices que aparecieron, en 1884, al
derribar una casa de Almonacid de la Sierra, y a un “Sermón de Ramadán” que fue
encontrado en Borja.
Al
interesarnos sobre esta cuestión descubrimos que M. G Ticknor en su Historia de la Literatura Española, dio
noticia del hallazgo en Borja, en 1842, de un poema aljamiado que formaba parte
de un tomo de misceláneas arábigas, encontrado al derribar unas casas que
habían formado parte de la antigua aljama. Reproducimos la descripción de las
circunstancias que lo rodearon:
“El que
los descubrió, hombre codicioso e ignorante, creyó desde luego, como en
semejantes casos acontece, que aquellos libros eran otras tantos indicios de
algún tesoro allí encerrado desde el tiempo de los moros; túvolos algunos años
en su poder, reservándolos hasta de su propia familia, y sin dejarlos ver de
personas que pudieran haberle desengañado acerca de su contenido, gastó no
pequeña parte de su hacienda en hacer secretamente excavaciones que le
condujesen a vista del supuesto tesoro; y a su muerte, ocurrida catorce años
después, tan solo pudo hallarse el que ahora se describe”.
El
manuscrito se conserva, en la actualidad, en la Real Academia de la Historia,
formando parte de la colección que perteneció al académico D. Pascual de
Gayangos, adquirida por el Estado en 1896. En concreto, es el que lleva la
signatura T-18 del citado fondo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario