miércoles, 6 de agosto de 2025

Leandro Galindo en la bóveda del río Sorbán

         El pasado domingo, 3 de agosto, asistimos a la Eucaristía celebrada en la iglesia de Santa Clara, con ocasión del octavo aniversario del fallecimiento de nuestro compañero Leandro José Galindo Escolano.

         El tiempo transcurrido no nos ha hecho olvidar el recuerdo de una persona con la que compartimos numerosas cosas y cuya muerte supuso un duro golpe para todos los que le conocimos, pero también para la ciudad de Borja. 

 

         Espigando entre los artículos de este blog que protagonizó hemos encontrado el de su “expedición” por la bóveda del río Sorbán, redactado con un indudable tono irónico, que entonces era posible, lo que no ocurre ahora cuando el escribir se ha convertido en una actividad de riesgo.

Con el nombre de río Sorbán se ha venido conociendo, desde época medieval, a una de las más importantes acequias de Borja, la cual rodeaba las murallas de la parte inferior antes de iniciar el recorrido que le conduce a su destino final: la Estanca.

         A lo largo de los siglos, el río ha sido canalizado y cubierto con motivo de los sucesivos ensanches experimentados por el casco urbano. La última actuación fue el cubrimiento de la zona conocida con el nombre de “El cañico” que dio origen a la avenida de Aragón.

 

         Menos conocido es el hecho de que, varios siglos antes, se construyó una bóveda que discurre bajo la colegiata de Santa María. Se ignora el momento en el que se llevó a cabo esta obra, aunque es posible que fuera coetánea a la construcción de los claustros, a finales del siglo XV.                               

         Es una obra interesante que discurre a dos metros y medio por debajo del templo. Tiene una altura de un metro y medio y una parte de la misma está realizada en piedra de cantería y arco de medio punto.

 

En el tramo central, precisamente el que cruza la nave de la iglesia es de ladrillo, dando la impresión de que fue rehecha en el momento de la ampliación de la misma.

         Con objeto de conocer el estado de esta construcción, penetró en la misma, con gran riesgo para su integridad física, el Concejal Delegado de Obras y Servicios, D. Leandro José Galindo, acompañado por la valiente arquitecta Dª María Martínez Fábregas y el ágil e intrépido Encargado de la Brigada de Obras. Por motivos de seguridad, iban acompañados por un séquito de auxiliares, junto con batidores del Sindicato de Riegos.

 


         En el reconocimiento se han encontrado algunas cosas curiosas como un molino de mano, de época celtibérica, que se situó para delimitar la abertura por la que drenaban las aguas del espacio interior del claustro. Por otra parte, se ha podido constatar la necesidad de efectuar la consolidación de algunas zonas y la impermeabilización de todo el trazado para evitar las filtraciones que, sin duda, están afectando a la fábrica de la colegiata.


         Al dar conocimiento de esta expedición queremos destacar la entrega, el valor, y la abnegación de que están haciendo gala estos servidores públicos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario