La localidad de Ambel está celebrando estos días sus fiestas patronales que están dedicadas a las Santas Reliquias, un caso singular ya que lo habitual es que cada municipio venere, como patrón, a un santo específico o a una determinada advocación. En este caso, aunque el patrón tradicional de la localidad es San Sebastián, las Santas Reliquias son consideradas “patronas principales”, en virtud de una antigua tradición.
El origen de la misma se remonta a 1548 cuando frey Pedro de Monserrat, comendador de la villa, cabeza de una encomienda de la Orden de San Juan, se desplazó a Caspe, acompañado por su amigo fray Miguel de Sangüesa, abad del monasterio de Rueda y obispo de Rosas, para conseguir un fragmento de Lignum Crucis que allí se conserva. Valiéndose de su influencia pudo lograr esa aspiración, cuando el 25 de agosto de 1548 fueron cortados varios fragmentos de esa preciosa reliquia que había sido entregada por el papa Clemente VII a su consejero personal Frey Juan Fernández de Heredia, Gran Maestre de la Orden de San Juan. En Caspe consiguió también reliquias de Santa Sofía, de San Bartolomé y de San Blas. Por su parte, el abad de Rueda le entregó un fragmento del brazo de San Sebastián y, posteriormente los duques de Villahermosa le donaron fragmentos de las cabezas de Santa Cristina y Santa Isabel, identificadas como dos de las Once Mil Vírgenes.
Instaladas en sus correspondientes relicarios y junto a una caja de marfil en la que depositó otras que poseía que, en realidad, eran recuerdos de los Santos Lugares, decidió donarlas a los moradores de Ambel que las recibieron, con gran alegría, el 2 de julio de 1549. Sin embargo, en la historia local cobra especial significado la fecha del 29 de agosto de 1682, cuando sobre las tres de la tarde, fue encontrada al pie del Santo Cristo de la capilla funeraria de los Monserrat que existe en la iglesia parroquial, la caja de marfil, a la que se ha hecho referencia y otro cofrecito con numerosas reliquias. En aquellos momentos, se estaba padeciendo una grave sequía, por lo que los vecinos decidieron sacarlas en procesión, con tan buena fortuna que, al hacer su aparición en la puerta del templo, comenzó a llover copiosamente, sin que cesase el aguacero en dos días. Ello fue determinante para que dichas reliquias fueran adoptadas como patronas de la localidad.
Con motivo de las fiestas, las reliquias se exponían en el altar mayor de la iglesia parroquial, ahora en proceso de restauración, por lo que la celebración se ha trasladado a la ermita del Rosario.
También son las protagonistas del dance que fue objeto de una publicación editada por el Centro de Estudios Borjanos y de la que son autores Manuel Gracia Rivas y Antonio Aragón Pérez. Está presidido por un relicario que, previamente, recorre las calles de la población, en forma de ostensorio, en el que se muestran aquellos recuerdos de Tierra Santa que donara el comendador Pedro de Monserrat.
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