Murallas del Cinto |
Estos
días están siendo fecundos en hallazgos relacionados con nuestra historia,
entre los que hoy queremos destacar el realizado por el Dr. D. Alberto Aguilera
Hernández en el Archivo Histórico de Protocolos Notariales de Borja, en
relación con las comunidades musulmana y judía que residieron en nuestra
ciudad.
Respecto
a esta última, disponemos de los estudios realizados por el Dr. D. Miguel Ángel
Motis Dolader, dados a conocer en dos extensos artículos publicados en Cuadernos de Estudios Borjanos, el
último de ellos aparecido en 2003, en el que se evalúa el número de judíos
residentes aquí en unas 250 personas.
Lugar donde apareció la inscripción hebráica del Museo Arqueológico |
La
judería se encontraba en el interior del Cinto, con lo que la comunidad quedaba
bajo la protección real, debiendo contribuir al mantenimiento y reparación de
la muralla que cercaba el recinto del castillo. El Dr. Motis hace referencia a
la sinagoga que allí existía, la cual resultó destruida durante la guerra de
los Dos Pedros, por lo que tuvo que ser reedificada. Curiosamente, cita las
disputas suscitadas en el seno de la comunidad ante la pretensión de algunos de
sus miembros de rezar en una midrasa
diferente, aunque no aporta ningún dato sobre la posibilidad de hubiera otra
sinagoga en otro lugar.
Soportes de las casas colgadas de la judería |
Sin
embargo, en la obra Sinagogas y juderías
en la Sefarad medieval, editada ese mismo año de 2003, coordinada por el
ilustre historiador, catedrático y académico D. Eloy Benito Ruano (1921-2014),
Asunción Blasco en el capítulo dedicado a las juderías de Aragón, señala que en
Borja hubo dos sinagogas, lo que nos plantea el problema de la ubicación de la
segunda.
Respecto
a la del Cinto, da a conocer un breve del Papa Alejandro VI, datado el 29 de
marzo de 1493, por el que “los sarracenos pudieran convertir la antigua
sinagoga de Borja en mezquita y ampliarla”.
Este hecho hay que situarlo en el marco de las circunstancias
sobrevenidas tras la expulsión de los judíos en 1492. La necesidad de mantener
las murallas en buen estado, hizo necesario el trasladar a algunos musulmanes
al Cinto.
En el
Archivo Histórico Municipal de Borja existe una Real Provisión de Fernando el
Católico, fechada en Tarazona el 10 de octubre de 1495, por la que se ordena a
D. Dionís Coscón, baile y alcaide del castillo en esos momentos, para que
adopte las medidas precisas con el fin de que “algunos moros trasladen sus domicilios
a las casas que han quedado vacías, tras la expulsión de los judíos, y para que
se arregle el muro de la fortaleza en los tramos que estaban derruídos”.
Solar de la judería con la falsa recreación de la sinagoga |
Por lo
tanto, que los musulmanes fueron reubicarlos en el Cinto y que la antigua sinagoga
fue convertida en mezquita, para su uso por los nuevos pobladores, era un hecho
conocido.
El
hallazgo del Dr. Aguilera, que ha dado origen a este comentario, se refiere a
otra Real Provisión del Rey Católico, datada en Zaragoza el 7 de septiembre de
1502, en virtud de la cual el alguacil real y el notario Juan Pérez de Requena,
procedieron el día 18 de ese mismo mes a cerrar las “dos mezquitas bajas”,
clausurando sus puertas con yeso y rejola. El objeto de esta medida era el de
destinar sus rentas a la mezquita “del Cinto del castillo”.
Comparecieron
los jurados de la aljama Mahoma Allarón, Mahoma de Rivas e Imaz de Abranda, a
los que se requirió para que entregaran los libros de rentas de esas dos
mezquitas, manifestando que estaban en poder de los dos “almutadanes”, los
cuales los dieron, procediéndose seguidamente a tabicar las puertas de esas dos
mezquitas, colocando las armas reales en sus puertas.
El
dato es sumamente importante, dado que nos permite conocer la existencia de dos
mezquitas en el actual “barrio”, pues hasta el momento sólo se hablaba de una,
relacionada con el topónimo aún existente de “calle de Mezquita”.
Estamos,
por lo tanto, ante una primera aportación que ha de ampliarse con nuevas
investigaciones con las que, probablemente, podremos obtener datos más precisos
sobre las juderías y las mezquitas borjanas, así como la relación existente
entre todas ellas y con la capilla del castillo, a la que también se hace
referencia en la documentación medieval, pues la provisión de su capellanía era
competencia real, pasando su titular, años más tarde, a integrarse en el
cabildo de la colegial.
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