domingo, 3 de junio de 2018

Solemnidad del Corpus Christi


         A mediodía de ayer todas las campanas de la colegiata de Santa María de Borja anunciaron que hoy celebra la Iglesia la solemnidad del Corpus Christi, una de las más importantes del año litúrgico que, tradicionalmente, tenía lugar el jueves anterior, como se sigue haciendo en algunos lugares, lo que se resaltaba en esa copla popular que los de más edad recordarán:
         Tres jueves hay en el año
         que relucen más que el sol:
         Jueves Santo, Corpus Christi
         y el día de la Ascensión.

         Los tiempos cambiaron, pero aquí aún se mantiene esa hermosa costumbre del bandeo general de campanas en las vísperas de los días grandes, lo que siempre resulta espectacular, especialmente cuando se escucha en las proximidades de las torres y de los campanarios. 




         Hoy, con asistencia de la corporación municipal bajo mazas y de representaciones de todas las cofradías, el Cuerpo de Cristo (significado de la expresión latina Corpus Christi) recorrerá las calles de la ciudad en el transcurso de una procesión cuyo significado es muy diferente al de las que se celebran en torno a una imagen de un santo o una advocación mariana, porque en este caso constituye una expresión del culto de adoración a la presencia real de Cristo en la Eucaristía.






         Esta procesión revistió en el pasado especial solemnidad, como muestran antiguas imágenes y en ella se efectuaban tres paradas: en las plazas del Mercado, del Olmo y de San Francisco, donde se instalaban altares o mesas cubiertas de flores y en las que se impartía la bendición con el Santísimo, entregando a las autoridades unos pequeños ramos de flores.
         La custodia era llevada a hombros por sacerdotes revestidos con albas, escoltada por la Guardia Civil en traje de gala precediendo al palio, pueden verse en esta última fotografía a beneficiados y miembros del clero con capa pluvial sobre el roquete, portando un cirio en la mano. Un detalle interesante es que el acólito que porta la cruz parroquial viste dalmática, como fue siempre tradición en la liturgia española.
         Todo ello pertenece al pasado, a pesar de que ha habido intentos de recuperar al menos uno de los altares en su recorrido. Lo que sí se ha conseguido en que los gigantes abran el cortejo, como hicieron siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario