En la
pasada edición de las Jornadas de Buenas Prácticas de Hispania Nostra tuvimos
la oportunidad de conocer a un representante de la cofradía de la Virgen Blanca
de Vitoria, el cual nos hizo entrega de un tríptico del Museo de los Faroles
que tiene la cofradía, invitándonos a visitarlo. El conocimiento de la
existencia de este importante museo y la reciente visita efectuada al de
Tauste, nos ha estimulado a publicar una serie de artículos sobre algunos de
los museos, de estas características, que existen de manera que dichas
iniciativas puedan servir de estímulo a las contadas localidades que,
disponiendo de otros conjuntos de especial interés religioso y artístico,
todavía no disponen de un museo en el que preservar y dar a conocer, durante
todo el año, tan relevante patrimonio cultural.
El
museo de Vitoria está instalado en un edificio, propiedad de la cofradía, que
fue proyectado en 1900 por el arquitecto D. Fausto Íñiguez de Betolaza para guardar
los faroles del Rosario que había sido creado en 1895. Fausto Íñiguez era uno
de los mejores arquitectos de la etapa modernista y diseñó un edificio de gran
funcionalidad, dotado de amplia puerta para permitir el paso de los faroles.
Fue en 1997 cuando se planteó la posibilidad de convertir lo que, hasta
entonces, era un almacén en museo, encargando el proyecto al arquitecto D. Luis
López de Armentía, que también era cofrade. Para ponerlo en práctica se firmó
un convenio de colaboración entre la cofradía y el Departamento de Ordenación
del Territorio, Vivienda y Medio Ambiente del Gobierno Vasco. Comoquiera, que
el nuevo uso del edificio limitaba el normal desenvolvimiento de la vida de la
cofradía, en 2015 el Ayuntamiento de Vitoria le cedió un local anejo en el que,
además de poder llevar a cabo los fines primordiales de la cofradía, se utiliza
como centro de acogida y espacio para exposiciones temporales.
En
torno al patio central, presidido por el trono de la Virgen Blanca se disponen
los 273 faroles que, en honor a la Patrona de Vitoria, desfilan cada año en la
noche del 4 de agosto. Los primeros 65 fueron construidos en los talleres
zaragozanos de León Quintana, al igual que ocurrió en el caso de Borja y de
otras localidades. El resto fueron obra de talleres vitorianos y, como era
habitual, su realización fue posible merced a las aportaciones de muchas
personas.
El Rosario está integrado por las tres partes iniciales, correspondientes
a los Misterios Gozosos, Dolorosos y Gloriosos, cada uno de ellos representado
en un farol monumental, acompañado por los Padrenuestos, Avemarías y Glorias.
En el año 2009 se sumó a la comitiva un farol que simboliza a los cinco
Misterios Luminosos que había introducido San Juan Pablo II.
Los faroles monumentales de los cinco Misterios Gozosos y
cuatro de los Dolorosos, salieron de los talleres Quintana al inaugurarse el
Rosario. Los restantes fueron realizados, como antes hemos señalado, en
talleres de Vitoria, concretamente en los de Manuel Grandes y Luis Arciniega
que fabricaron los cinco Misterios Gloriosos, 9 Pater Noster, 9 Glorias, 90 Ave Marías, 9
Kyries, 5 Salutaciones, 3 Agnus Dei y 47 Letanías, hasta completar el conjunto.
El farol de los Misterios Luminosos fue encargado a Vitrales Mikel Delika.
De la
página de la cofradía, de la que hemos tomado estos datos, reproducimos también
otros faroles monumentales que forman parte del Rosario. Entre ellos la Gran
Cruz que abre el cortejo, donado por Dª. Felicia Olive.
Otros de
los grandes faroles son los dos que representan a las columnas de la Fe, ambos
iguales y rematados por los escudos de Álava y Vitoria. El de la Salve fue
donado por Dª. Polonia Elizagárate y D. Gregorio Irurzun. El desfile
procesional lo cierra el trono de la Virgen Blanca, precedido por otra peana
con la imagen de Santo Domingo de Guzmán, por su vinculación histórica en la
introducción del rezo del Santo Rosario en la Iglesia.
Como
hemos dicho el Rosario recorre las calles de Vitoria en la noche de cada 4 de
agosto, constituyendo una gran manifestación de fervor hacia su Patrona.
Ocasión inmejorable para conocerlo, aunque para la contemplación de los
elementos que lo integran es mejor visitar el museo que está abierto, de lunes
a sábado, entre once y una de la mañana, pudiendo también ser concertadas
visitas guiadas.
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