Fue en
1995 cuando el Centro de Estudios Borjanos lanzó la idea de crear en nuestra
ciudad un museo destinado a mostrar, a lo largo de todo el año, el conjunto de
faroles que constituyen el Rosario de Cristal que recorre las calles de Borja
en la tarde del primero domingo de mayo, el día de la Fiesta de la Virgen de la
Peana. Poco después, en varios artículos publicados en nuestro Boletín
Informativo proponíamos que fuera la antigua iglesia del convento de capuchinos
la sede de ese museo. La idea no encontró la acogida que merecía, por parte de
quienes debían impulsarla, y nada se ha hecho desde entonces.
Mientras
tanto, en 1999 fue inaugurado el Museo del Rosario de Cristal de Zaragoza,
ubicado en la antigua iglesia del Sagrado Corazón y han ido surgiendo otros en
diferentes localidades que cuentan con Rosarios similares al nuestro.
El
pasado viernes tuvimos la oportunidad de visitar el de Tauste, inaugurado en
2018, con ocasión del I Centenario de su Rosario y nos causó una grata
impresión por el esfuerzo que ha representado mostrar a los visitantes todo el
conjunto de faroles que lo integran.
Se
encuentra instalado en un edificio de varias plantas construido por el
Ayuntamiento de esa localidad para este fin y cuenta con varias plantas en las
que se han acondicionado los más de 300 faroles que lo integran, dado que este
Rosario estaba integrado por las tres partes originales, a las que ha venido a
sumarse, posteriormente, la de los Misterios Luminosos.
Nada
más traspasar la puerta el visitante encuentra el trono de la Virgen de Sancho
Abarca que, portado por los miembros de la Asociación de Ganaderos, desfila en
último lugar cuando, cada 22 de abril, el Rosario recorre las calles de Tauste,
contando con la colaboración de más de 2.500 personas que son necesarias para
transportar todos los faroles. Según nos indicaron siguen siendo los
descendientes de quienes los donaron los que se hacen cargo de este cometido.
En la
primera de las salas se muestran algunos de los faroles más espectaculares como
la Cruz de Guía o el que representa a la iglesia de Santa María, con su
bellísima torre mudéjar, en cuyo interior se venera la imagen de la Virgen de
Sancho Abarca, Patrona de la villa.
Precisamente,
el más bonito de los faroles es, sin duda, el que reproduce el altar dedicado a
la Virgen en ese templo, realizado con exquisito cuidado y minuciosidad.
Junto a ellos se puede
ver también el trono procesional de la Virgen del Rosario y en la misma planta
el dedicado a Santo Domingo de Guzmán, inspirador del rezo del Santo Rosario.
En las
distintas salas del museo se muestran los faroles monumentales correspondientes
a las tres primeras partes del Rosario, todos los cuales fueron realizados en
los talleres Quintana de Zaragoza, al igual que los de Borja o el de la propia
ciudad de Zaragoza. En ellos se ha renovado completamente la iluminación que
permite contemplarlos en todo su esplendor.
En
2003, se incorporaron al Rosario los cinco Misterios Luminosos instituidos por
San Juan Pablo II. En este caso, el diseño y realización fue obra de D. Rogelio
Gajate Ambrosio quién, desde 1992, se encarga del mantenimiento de todo el
conjunto de los faroles.
En la
planta superior se encuentran los faroles pequeños, correspondientes a los
Padrenuestros, Avemarías y Glorias de cada misterio, así como a las letanías.
El Museo dispone también de una sala en la que se puede ver un vídeo del
Rosario en su desfile por las calles de la localidad.
Como
seguramente algunos se preguntarán, el movimiento de los faroles desde las
plantas en las que se exponen hasta el exterior se realiza a través de una
plataforma elevadora situada en el centro del edificio sobre la que,
precisamente, está emplazado el trono de la Virgen.
A
través de sus grandes ventanales se pueden contemplar unas hermosas vistas de
Tauste y su entorno. En el patio interior se ha recreado la cueva donde fue
encontrada la imagen de la Virgen, por un pastor roncalés, a los pies del
antiguo castillo de Sancho Abarca, cerca de Tauste pero en los términos de
Navarra.
El
ejemplo de esta localidad, al igual que otras iniciativas similares de las que
nos gustaría informar en días venideros, debería servir de estímulo para que
Borja acometiera la empresa de encontrar la forma de exponer, de manera
permanente, su colección de faroles del Rosario de Cristal que, en nuestro
caso, fue inaugurado en 1928. Ojalá que al cumplirse el centenario, es proyecto
se hubiera convertido en realidad, aunque algunos no lo llegáramos a conocer.
Agradecemos
a D. Fernando Castellot y a Dª. María Jesús Gracia la realización de las
imágenes que ofrecemos, dado que no pudimos hacerlas con nuestras cámaras
(llevamos dos), debido a problemas ya resueltos.
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