sábado, 3 de agosto de 2019

La evolución del Patrimonio arquitectónico de Ambel


         Reanudamos hoy la serie sobre la evolución del Patrimonio arquitectónico de las localidades de nuestra zona y, siguiendo el orden alfabético, lo hacemos refiriéndonos a la situación de Ambel, uno de los municipios con mayor número de monumentos protegidos.

         El primero de ellos es la iglesia parroquial de San Miguel, declarada Bien de Interés Cultural por Decreto de 4 de diciembre de 2001 del Gobierno de Aragón y cuyo aspecto, en la década de los años 70 del pasado siglo es el que aparece en esta fotografía.
 


         Como señaló el Prof. Borrás, la fábrica actual del templo responde a dos momentos constructivos. El primero, de la segunda mitad del siglo XIV, cuando fue levantada una iglesia mudéjar de nave única y ábside poligonal, con decoración muy similar a la iglesia de Alberite de San Juan, a la que ya hicimos referencia. El segundo al siglo XVI, cuando fue ampliada y se levantó el llamado torreón de los Monserrat, como capilla funeraria a los pies de la nave, sobre la base de una antigua torre.

         En este artículo centrado en la arquitectura de los monumentos, no podemos detenernos en el exorno del templo, en el que, al igual que ocurre en la ermita de la Virgen del Rosario, destacan sus retablos góticos y un importante conjunto de obras de Arte. La imagen que ofrecemos corresponde al interior de la iglesia durante la celebración de la fiesta de las Santas Reliquias, Patronas de la villa.



      

         Las obras de restauración del monumento comenzaron en 1998, acometiéndose en primer lugar la de la torre de los Monserrat, según proyecto del arquitecto D. Antonio Tristán Casas.



         Hubo un momento, posterior a la rehabilitación del torreón en el que se dispuso en la fachada una estructura metálica para fijar la cubierta y la arquería superior, hasta que, en 2003, se acometió su restauración según proyecto del arquitecto D. José Guillermo Moros.




         En esa misma fase, se procedió a la consolidación y restauración de la torre de las campanas, cuyo estado era bastante deficiente, como puede apreciarse en la fotografía en blanco y negro.



         El resultado final es el que muestra esta imagen, en la que, como puede verse queda por restaurar buena parte de la fachada, concebida inicialmente, como otros monumentos de la zona, con una tripe arquería, en la que el número de vanos se va doblando de abajo arriba.



         Mientras tanto, en el interior de la iglesia se habían realizado unas catas en las que se descubrió que, bajo capas posteriores, quedaban restos significativos de la pintura mudéjar original.





         Por ese motivo, fueron programadas dos campañas que dieron como resultado la recuperación de la policromía en varios tramos de la nave, descubriéndose además motivos heráldicos muy interesantes. Pero los trabajos no han finalizado y, además, se tiene ya constancia de que, como era de esperar, en el tramo de los pies, no existe ese tipo de decoración, por haber sido edificado en otra época.





         Otra intervención realizada fue la excavación de toda la nave del templo, donde se descubrió una ingente cantidad de restos óseos superpuestos, procediéndose posteriormente a la colocación de un pavimento de ladrillo en espiga que, probablemente, nunca existió. Pero, las obras no han continuado aún. El bellísimo púlpito mudéjar está apuntalado y los retablos que, con anterioridad, habían sido ya restaurados, están sufriendo las consecuencias de un abandono al que hay que poner coto con rapidez, dada la importancia del monumento.





         Formando conjunto con la iglesia parroquial se encuentra la antigua casa conventual de la Orden de San Juan, también declarada Bien de Interés Cultural por el citado Decreto de 4 de diciembre de 2001.

         Es de propiedad privada y en ella han sido realizadas las imprescindibles obras de mantenimiento y adaptación para su uso como residencia. Sin embargo, al Prof. Christopher Gerrard, uno de los propietarios, se debe el excelente estudio sobre su evolución y características, publicado por la Institución “Fernando el Católico”, con el título Paisaje y señorío. La casa conventual de Ambel.




         Lo que sí fue saneado y restaurado, en cierto modo, fue el torreón en torno al cual fue creciendo el complejo de la casa. Había perdido las cubiertas y era un foco de humedad para la iglesia, lo que ha contribuido a mejorar la situación de ésta.



         Otro monumento importante de la localidad es la ermita de Nuestra Señora del Rosario, del que, por Orden de 4 de julio de 2002, fue declarada su torre “Bien Catalogado del Patrimonio Cultural Aragonés”. La torre formaba parte de un antiguo templo mudéjar sobre el que, en 1701, se iniciaron las obras del actual, con características barrocas.




         En su nave destaca la cúpula en la que consta el año de su construcción, 1778. Todo su interior fue consolidado y restaurado en 1987, según proyecto del arquitecto D. Roberto Benedicto Salas y, en la actualidad, se utiliza como templo parroquial, por haberse abandonado el culto en la iglesia de San Miguel.





         La torre, objeto de la declaración, fue restaurada en 2014, dotándole de un singular chapitel, aunque queda pendiente la rehabilitación de las fachadas exteriores del templo, en cuyo interior se conservan también importantes obras de arte, entre ellas un retablo gótico desmontado y en caja, cuya restauración se requiere acometer cuanto antes.






         Terminamos el recorrido con una referencia a los pilares votivos, también protegidos con carácter genérico por las vigentes leyes de Patrimonio, los cuales han sido recientemente restaurados, como informamos en este blog. Se trata en concreto de los del Redón, Santa Bárbara y la Virgen del Rio.

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