Calcena
es una localidad enclavada en un hermoso paisaje, situado en lo que se ha dado
en llamar “la cara oculta del Moncayo”, que en el siglo XIX superaba con creces
los 1.000 habitantes. La desaparición de sus bosques por la explotación derivada
del carboneo, el cierre de sus minas de plata y el abandono de la ganadería
provocó un alarmante descenso de la población. En 1900, contaba con 776
habitantes y, en la actualidad, son 75 personas las censadas, lo que no quiere
decir que todas ellas residan en el municipio.
Ello
ha incidido en la conservación de su trama urbana, con muchos edificios
desaparecidos, sino también en la de su rico patrimonio arquitectónico,
derivado entre otras razones de su pertenencia a la mitra turiasonense que hizo
que sus obispos la eligieran como lugar de residencia estival.
Sin
embargo, en los últimos años se ha llevado a cabo un importante esfuerzo para
la preservación de algunos de sus monumentos más emblemáticos y el creciente
auge del turismo de escalada y natural hace concebir esperanzas para el
mantenimiento de un núcleo estable de población.
El
monumento más importante es la iglesia parroquial de la Virgen de los Reyes,
declarada Bien de Interés Cultural por Decreto 57/2002 del Gobierno de Aragón y
magnífico ejemplo de las denominadas “iglesias de planta de salón”.
Edificada en el siglo
XVI, sobre los restos de un templo románico, aún conserva la antigua portada con
cuatro arquivoltas que apean sobre capiteles con motivos vegetales. La base de la torre actual también es, probablemente de esa época.
En su
parte inferior, durante las obras de restauración de la iglesia, se descubrió
un curioso pasadizo que, originalmente, comunicaba el templo con el castillo,
posteriormente convertido en hospital y, finalmente, derribado.
El interior, completamente
restaurado con una ayuda concedida por el Gobierno de Aragón en 2009, sorprende
por su magnificencia, con sus tres naves de tres tramos, cada una de ellas,
cubiertas con bóveda de crucería estrellada cuyos nervios se apoyan en cuatro
columnas cilíndricas sobre basa, en la nave central, y sobre ménsulas en las
laterales. En la cabecera, un ábside poligonal, y capillas entre los
contrafuertes.
Pero si importante es
su arquitectura no lo son menos los retablos y obras de arte que se conservan,
algunos de ellos, como el de Jerónimo Cosida, restaurados por la Diputación
Provincial de Zaragoza.
Calcena
contó también con un elevado número de ermitas y capillas. Entre estas últimas
la de la Virgen de las Nieves, que responde a la tipología característica de
los “portales” aragoneses y que ha sido restaurada.
También
fue restaurada la ermita de San Roque, a las afueras de la población, aunque
acondicionada como refugio. Es de planta rectangular, con cubierta a dos aguas,
una pequeña espadaña y un amplio pórtico cubierto. Originalmente disponía de
una bóveda encamonada de medio punto que fue demolida y sustituida por un
forjado de hormigón. También se eliminó el altar y se colocó una mesa en el
centro con bancos a ambos lados.
A
1.100 metros de altitud se encuentra la ermita de San Cristóbal, destino de una
romería que tiene lugar el sábado anterior a la solemnidad del Corpus Christi y
desde la que se divisa un impresionante paisaje, con Calcena al fondo.
Pedro
Domínguez Barrios nos facilitó en su momento estas imágenes de su interior, que
no conocíamos, en las que puede verse el antiguo retablo, aunque la ermita fue
reconvertida en merendero.
Cuando
el Prof. D. Gonzalo Borrás realizó, a instancias nuestras, el inventario del
Patrimonio Artístico de Calcena, fotografió en esta ermita una magnífica talla
de Cristo Crucificado, cuyo estado de conservación era muy deficiente. Ahora,
completamente restaurada, puede contemplarse en la iglesia parroquial.
Otra ermita,
arruinada en su mayor parte pero, todavía recuperable, es la ermita de San
José, de la que ofrecemos imágenes de su exterior e interior, con los restos de
su retablo.
De la
que ya sólo quedan restos es de la ermita de la Virgen, junto a la carretera de
acceso a la población, desde Trasobares, aunque la tipología de su fábrica era
interesante, como se deduce de las características del muro conservado.
Otra
ermita desaparecida es la de San Miguel situada en la misma carretera, pero ya
dentro del casco urbano. Parcialmente demolida, se mantiene el ábside,
destinado a otros usos.
Allí
podía verse la antigua portada en un espacio contiguo e insertado en uno de sus
muros una antigua estela funeraria. Había otra en un ribazo próximo.
La
portada fue reinstalada junto a la iglesia parroquial, donde ahora se
encuentra, pero desconocemos el destino de esas interesantes estelas.
Entre
los recursos culturales con que cuenta la localidad hay que mencionar el Centro
de Interpretación del Parque Natural “Dehesa del Moncayo”, instalado en el
edificio de las antiguas escuelas que llevaban el nombre de D. Severino Aznar,
el ilustre sociólogo, nacido en Tierga, pero cuya infancia transcurrió en
Calcena.
Dentro
de la arquitectura popular, en Calcena, al igual que en otras muchas
localidades, se ha conservado y restaurado el antiguo lavadero.
También
cuenta con algunos ejemplos de cabañas de piedra seca y con el llamado puente
de Pozos Altos, ubicado en un bello paraje, que daba acceso a un batán del que
sólo se conservan algunos restos.
Finalmente,
como muestra de arquitectura industrial, queremos reseñar las minas del
barranco de Valdeplata, cuyas instalaciones aún se mantienen parcialmente en
pie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario