El
casco urbano de Bureta está aglutinado en torno a ese excepcional conjunto que
forman el palacio de los condes de Bureta y la iglesia parroquial de la Santa
Cruz, el cual inexplicablemente no han sido objeto de declaración monumental, a
pesar de que, ambos han sido restaurados en los últimos años.
El
palacio es un monumento de sumo interés, dado que conserva sus dependencias
como en el pasado y un importante archivo. Su estado distaba mucho de ser el
más adecuado, cuando el actual titular del condado decidió acometer su
rehabilitación, exclusivamente con sus propios fondos, sin recibir ningún tipo
de ayuda.
El
cambio experimentado, tanto en su aspecto exterior como en el interior, fue
espectacular convirtiéndose en uno de los principales recursos turísticos de la
comarca.
Era
posible recorrer sus estancias, contemplando la colección de obras de arte que
en ellas se conservan, mediante visitas guiadas.
Fue
dotado también de una cafetería y un espacioso comedor en dependencias anejas,
ofreciendo la posibilidad de alojarse en una zona del palacio, adaptada como
casa rural. Sin embargo, recientemente, el titular del condado nos comunicó la
suspensión de todas estas actividades, por lo que Bureta pierde, momentáneamente
su principal atractivo.
El
otro monumento es la iglesia parroquial de la Santa Cruz, que forma conjunto
con el palacio, dada la estrecha relación de su construcción con la casa condal
que, en su cripta, tiene el panteón familiar.
Una
prueba de esa relación lo constituyen los escudos condales que aparecen, tanto
en la fachada como en las pechinas de la cúpula del crucero.
El
estado de sus cubiertas era muy malo y en la fachada lateral del templo se
encontraba un antiguo frontón, mientras que, en la fachada situada a su
izquierda se habían colocado líneas de salientes para que no pudiera jugar a la
pelota en ella.
En
sucesivas fases, la iglesia fue restaurada, comenzando por la renovación de las
cubiertas. En esta foto puede verse el frontón que había sido remozado antes.
Se
acometió después la restauración de todo el exterior del templo, desapareciendo
ya el frontón, permitiendo recobrar el primitivo aspecto de toda la fábrica.
El
resultado fue muy llamativo, aunque en algunos casos no se utilizaron los
materiales más idóneos. Finalmente se llevó a cabo la restauración del interior
del que no disponemos de imágenes, a pesar de las reiteradas invitaciones que
recibimos del que, entonces, era su párroco D. Javier Calviño.
Bureta
dispone de dos pilares votivos, aunque ambos son de factura moderna, pero en
atención a Pedro Domínguez, queremos mencionar a la antigua estación del
ferrocarril de Cortes a Borja que aún se mantiene en pie y a la que algunos
querrían ver restauradas, al mismo tiempo que se potencia la Vía Verde que, en
su momento, impulsamos, sin demasiado éxito.
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