Juan
Pablo Sancho Alberto acaba de realizar la proeza de recorrer el Camino de
Santiago, desde Borja, en bicicleta. Y la calificamos de proeza, a pesar de que
es algo que efectúan muchos peregrinos, sino porque emprendió la aventura en
solitario sin una preparación previa y, prácticamente, a la aventura. Lo ha
conseguido en muy pocos días, por lo que se encuentra sumamente satisfecho,
habiéndonos enviado algunas imágenes de su recorrido.
Eligió
el denominado camino castellano aragonés, cruzando el Moncayo por Vozmediano
para adentrarse en tierras castellanas. Todo transcurrió con normalidad,
haciendo uso, en ocasiones, de trayectos cómodos, como el que discurre por la
Vía Verde del trazado del antiguo ferrocarril Cantábrico-Mediterráneo. Solo
tuvo que enfundarse el poncho al atravesar el puerto del Cebreiro, donde se
alza ese bello monumento que es Santa María la Real del Cebreiro.
Entre
las fotografías que hemos recibido se encuentra esta vista de las esclusas
cuádruples del Canal de Castilla a su paso por Frómista. Una obra de ingeniería
espectacular que, en otros países, habrían sido rehabilitadas para servir de
atracción turística de primer orden.
También se fotografió
junto a la Cruz de Hierro (Cruz do Ferro), situada en la cumbre del monte
Irago, entre Foncebadón y Manjarín, que, con sus 1.520 metros sobre el nivel
del mar, es el punto más alto del Camino Francés en la provincia de León.
Entre
las imágenes que nos ha enviado figura una del espectacular castillo de
Ponferrada, y eso que no está tomada desde su puerta de acceso. Cuando lo
visitamos por primera vez en 1965 era una ruina, con un campo de fútbol en su
interior. Ahora, tras sucesivas restauraciones, que aún continúan, se ha
convertido en un monumento emblemático de singular belleza.
Otra
la tomó junto a la catedral de León, con la zona central del hastial cubierta
de lonas. Han sido varias las restauraciones a las que ha sido sometida una de
las más hermosas catedrales españolas. Recordamos, el inolvidable momento en el
que fueron apeadas las cerchas que sujetaban sus bóvedas durante una anterior
restauración y el increíble crujir de sus centenarias piedras cuando encontraron
su definitivo asiento.
Lógicamente,
Juan Pablo dispone de muchas más fotografías pero estas son suficientes para animar
a otras personas a revivir su experiencia, “descubriendo” los innumerables
atractivos que encierra este mítico camino.
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