Que
Raquel Meller fue una de las artistas españolas de mayor proyección durante la
primera mitad del siglo XX es un hecho evidente, como también el que
fue bautizada en Tarazona el 10 de marzo de 1888. En la correspondiente fe de
Bautismo, conservada en al Archivo Diocesano consta que el Sacramento le fue
administrado en la iglesia parroquial de Santa María Magdalena, al día
siguiente, siéndole impuesto el nombre de Francisca Romana, por el ser la Santa
correspondiente al día de su nacimiento. En el documento se hace constar que
era hija de Telesforo Marqués Ibáñez y de Isabel López Sainz, con domicilio en
la calle angosta de San Atilano. Se llamaba por lo tanto Francisca Romana
Marqués López.
Hasta
aquí los hechos más conocidos y difundidos por sus biógrafos, pero siempre se
ha cernido un velo de misterio acerca de su origen real y los primeros años de
su infancia.
Javier
Barreiro, que es uno de los autores que más atención le ha dedicado, planteaba,
con ocasión del cincuenta aniversario de su fallecimiento, acaecido en
Barcelona el 26 de julio de 1962, diversos interrogantes, entre ellos el de su
verdadero lugar de nacimiento, aunque circunscribiéndolo a Tarazona que siempre
la ha tenido como una de sus hijas más ilustres, aunque su relación con la
ciudad del Quéiles fuera muy circunstancial, como veremos.
El
pasado mes de junio, mientras el Dr. Aguilera Hernández recaba datos para la
elaboración del libro sobre el Patrimonio Artístico Religioso de Agón,
aprovechamos la visita al Archivo Diocesano para ver, en los cinco libros de la
parroquia de la Magdalena, el registro correspondiente al bautismo de Raquel o
Francisca Márques López, que nos fue facilitado amablemente por el abnegado
archivero D. Cirilo Ortín Royo.
Allí
estaba investigando también, D. Roberto Lahuerta Melero que viene colaborando
con nosotros desde hace tiempo. Al conocer nuestro interés por la cupletista
prometió facilitarnos nuevos datos, cosa que ha hecho ahora en el transcurso de
una visita al Centro.
Aunque
él también ha indagado sobre la infancia de Raquel, los datos a los que vamos a
hacer referencia proceden de las investigaciones realizadas por D. Ricardo
Lalinde López, escritor y poeta nacido en Inestrillas, localidad riojana
especialmente vinculada a la figura de la cantante, siendo sorprendente que, a
pesar de que el resultado de sus trabajos aparece recogido en algún trabajo
académico y los más significativos pueden consultarse en Internet, no han
encontrado eco en nuestra tierra, donde en ocasiones se suele afirmar que su padre
era aragonés, lo que no es cierto, dado que había nacido en Torrealta
(Valencia), mientras que la madre había nacido en Inestrillas (La Rioja).
Los
que sí eran aragoneses eran los abuelos paternos: Alejandro Marqués, natural de
Valacloche (Teruel) y Teresa Ibáñez, de Añón. Los dos abuelos maternos,
Nicomedes López y María Sainz eran de Inestrillas.
Que el
padre era herrero es también un hecho conocido, aunque no sabemos cuándo se
estableció en Tarazona ni el tiempo en que la familia residió en esa ciudad, pero
es significativo que una hermana mayor que Raquel, llamada Martina, nació en
Vera de Moncayo, localidad cercana a Añón, de donde era natural la madre del
herrero y en Tarazona residía la hermana de su padre Petra Marqués, casada con
Blas Martínez, que fueron los padrinos del bautizo de la niña.
El
citado autor D. Ricardo Lalinde López ha dado a conocer la fotografía de la
madre de Raquel, Isabel López Sainz, insistiendo en el hecho de que la familia
vivía en Inestrillas cuando quedó embarazada, marchando a casa de su cuñada en
Tarazona para recibir mejor atención en el parto. Y es, a partir de
ese momento, cuando surgen las discrepancias sobre el lugar real de nacimiento
de la futura artista, pues supuestamente la madre dio a luz antes de llegar a
su destino. Luis Alberto Cabezón, en un artículo publicado en la revista
Berceo, afirma que nació en las ruinas de Contrebia Leukade, situadas en las
cercanías de Inestrillas, haciendo
referencia a un suceso al que luego nos referiremos que, en nuestra opinión,
tuvo lugar con posterioridad. Otros se decantan porque vino al mundo en una
corraliza de Torrellas y no faltan quienes señalan como lugar de nacimiento la localidad de
Gutur (Rioja). Pero, hubiera nacido ya o estuviera a punto de hacerlo, es
innegable que fue bautizada en Tarazona, de igual forma que partió de ella a
los pocos días, no manteniendo otra relación con esa ciudad sino unas visitas
esporádicas a sus tíos.
Donde
se crio y transcurrieron sus primeros años fue en Inestrillas, una localidad
que se dispone bajo un cortado y que nos recuerda a Los Fayos, pues también
allí existe un castillo rupestre. Allí nacieron otros dos hermanos, Tomasa que
murió a los dos años y Julián que falleció en el momento del parto.
Entre
sus monumentos más destacados se encuentra la iglesia parroquial de la
Natividad, construida a mediados del siglo XVI, adosada a la montaña, y la
ermita barroca de la Virgen del Prado, cerca de la cual se encuentra uno de los
más importantes yacimientos de icnitas de la Rioja, en la que el Domingo de Pentecostés
se celebra una romería. En la actualidad, Inestrillas es una pedanía del municipio
de Cervera del Río Alhama y, en 2018, tenía empadronados 47 habitantes.
Pero,
cuando vivió allí la joven Raquel, o Paca como la llamaban, eran más, hasta el
punto de que allí estaban establecidos dos herreros, su padre Telesforo Marqués
y Rafael Núñez, que era natural de la localidad. Sus relaciones no eran
cordiales, quizás porque el trabajo escaseaba, como apuntaba Ricardo Lalinde, y
esos enfrentamientos desembocaron en un trágico acontecimiento que marcó la infancia
de Raquel y que ha pasado desapercibido para los biógrafos de la artista.
El 22
de octubre de 1893, su padre y el otro herrero de Inestrillas discutieron en un bar de la localidad y lo que podía haber sido un
incidente más dentro del enfrentamiento que mantenían desde hace tiempo, se
convirtió en una tragedia, ya que Telesforo fue a su casa, cogió un trabuco y
asesinó a Rafael.
Inmediatamente
huyó del pueblo, escondiéndose en unas cuevas cercanas, donde fue detenido por
la Guardia Civil. Aunque se libró de la pena de muerte, fue encarcelado en el
penal del Dueso, del que se fugó, como también lo hizo de otras cárceles a las
que fue conducido. Por su condición de reincidente, lo trasladaron a Marruecos,
donde también logró escaparse y, tras vivir algún tiempo entre moros, marchó a
Buenos Aires, donde se pierde su pista, aunque se sabe que llegó a montar un
negocio de coches de alquiler.
El
terrible suceso marcó la vida de la familia. Su esposa y sus dos hijas quedaron
desamparadas teniendo que hacer frente a la difícil convivencia con los deudos
de la víctima, aunque siempre fueron consideradas unas buenas mujeres. Como
tutor de las niñas fue nombrado Felipe Lalinde Castellano, al que la artista
siempre llamó “tío”.
Una
cuestión importante y no dilucidada es el de la formación recibida por Paca en
sus primeros años. Según testimonios recogidos por D. Ricardo Lalinde en
Inestrillas, la niña fue enviada a un convento de Tudela, posiblemente el de
clarisas, orden a la que pertenecía una hermana de su madre (cuyo nombre desconocemos).
Al parecer, la tía la llevó consigo al convento de Figueres, al que pertenecía,
y siguió con ella cuando marchó a otro convento del sur de Francia. Se suele
afirmar que era el de Montpellier, aunque no hemos encontrado constancia de que
hubiera allí un monasterio de la Segunda Orden franciscana, aunque sí existen
en otras localidades de la diócesis.
Educar
a niñas de corta edad en los conventos no era algo inusual, con la esperanza de
que, al alcanzar la edad requerida, pudieran profesar. En este caso, aunque se
hubiera pensado en ello, no llegó a hacerlo porque no reunía las condiciones
precisas y, porque decidió abandonar el convento cuando su tía marchó a Filipinas,
según algunas fuentes cuando la niña era aún menor de edad.
En
esos momentos, su madre y su hermana residían en Barcelona y Paca se reunió con
ellas, iniciando su trayectoria artística, sobre la que existen más datos.
Los
que aquí hemos ofrecido proceden, en su mayor parte, de las aportaciones
realizadas por el citado investigador de Inestrillas, con la esperanza de que
puedan servir de estímulo para nuevos trabajos sobre esa gran artista que fue
Raquel Meller, cuya principal relación con Tarazona es que fue bautizada allí,
aunque se sintió mucho más ligada a Inestrillas y sus gentes, entre ellas la
modista Fidela Vallejo que la acompañó por todo el mundo.
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