domingo, 14 de junio de 2020

La solemnidad del Corpus Christi en Borja sin el esplendor de antaño


         Muy lejos quedan los tiempos en los que la solemnidad del Corpus Christi era una de las se celebraban con mayor esplendor. Como decía la copla popular: “Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol: Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión”. Por mor de las innovaciones se trasladó del jueves al domingo siguiente en la mayoría de las ciudades, aunque en Aragón, Daroca los sigue manteniendo en el día tradicional.

         Si a todo ello vienen a sumarse las especiales circunstancias de este año, no es de extrañar que la solemnidad haya quedado sumamente deslucida, a pesar de su importancia. Porque, a diferencia de las restantes procesiones que son meramente devocionales, la del Corpus es una de las pocas procesiones litúrgicas, junto a la del Domingo de Ramos y a las que forman parte de la celebración de la Santa Misa o casos especiales como la entrada del cirio en la vigilia de Pascua. Y ello es así, porque la desfila por las calles no es una imagen, sino en el propio Cristo en el Misterio de la Eucaristía.
 


         En uno de los números de Cuadernos de Estudios Borjanos, el Dr. Aguilera Hernández publicó un artículo sobre la procesión del Corpus Christi en Borja que, como es lógico, era la más importante del año. La custodia bajo palio era llevada a hombros de sacerdotes (todavía lo hemos llegado a conocer) y escoltada por fuerzas de la Guardia Civil con uniforme de gala.



         Hacía tres paradas, en la plaza del Mercado, en la del Olmo y en la de San Francisco, donde se instalaban unos altares desde los que se efectuaba la bendición con el Santísimo. En otras ocasiones hemos recordado la costumbre de repartir pequeños ramos de flores entre las autoridades asistentes, que también llegamos a conocer.



         En la procesión que, desde 1889, era precedida por los gigantes, participaban todos los bustos de las cofradías borjanas, entre ellas la Virgen de la Peana que desfilaba sobre unas sencillas andas, como muestra esta antigua fotografía.




         Multitud de personas acompañaban al Santísimo y otras se arrodillaban a su paso, como muestra esta bonita imagen, con varios sacerdotes revestidos con capa pluvial y el detalle de que, en esa ocasión, la custodia era portada en las manos del que presidía la procesión, por cierto sin paño humeral, dado que se ven sus manos empuñándola.

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