A través de la página del Sr. Alcalde D. Eduardo Arilla
Pablo, hemos tenido conocimiento del inmediato inicio de las obras de
acondicionamiento de una parte del yacimiento de Bursau, situada junto a la Torre del Pedernal.
Fue en 1986 cuando, al realizarse el movimiento de tierras y
las cimentaciones de un grupo de viviendas unifamiliares, aparecieron
abundantes restos arqueológicos que denunciaban la existencia de importantes
estructuras de época romana.
El Dr. D. Isidro Aguilera Aragón, responsable de la Sección
de Arqueología de nuestro Centro, lo puso en conocimiento de la Dirección
General de Patrimonio que, durante los meses de mayo y junio de aquel año, puso
en marcha una campaña de excavaciones en la que participó el propio Dr.
Aguilera que dio a conocer los resultados en el nº 41 del Boletín Informativo
del Centro, de donde hemos tomado estos datos.
Lo que se encontró fue la parte trasera de una casa de lujo
romana, construida a fines del siglo I d. C. y abandonada un siglo después. Es
circunstancia determinó que no se encontraran bienes muebles, como suelen aparecer
en los yacimientos destruidos por un conflicto armado.
Pero, desde el punto de vista estructural, los resultados
fueron muy llamativos. Concretamente, en el zaguán de la casa, aparecieron
pinturas murales con un zócalo imitando mármoles y paneles de fondo blanco en
los que había dibujada una decoración vegetal con figuras humanas desnudas,
entre otros motivos decorativos.
Quizás uno de los resultados más significativos fue el del
gran mosaico que servía de pavimento de una de las estancias excavadas en su
totalidad, cuyas paredes estaban decoradas con pinturas lisas de color rojo y
azul.
El mosaico, realizado con teselas de unos dos centímetros,
de color blanco para el fondo y negro para los dibujos, tenía dos partes bien
diferenciadas. Por un lado, la decoración estaba formada por dos series de
rectángulos en los que se inscribían dos círculos con una estrella central. La
otra zona estaba orlada con ramas de laurel en torno a un gran motivo central
que ya había sido destruido en época romana, posiblemente tras el abandono de
la casa.
Hay que recordar que mientras las pinturas fueron
depositadas en el Museo de Zaragoza, el mosaico quedó en Borja y, en alguna
ocasión, hemos intentado restaurar una parte del mismo para mostrarla en el
Museo Arqueológico, sin que haya sido posible por el elevado presupuesto de la
restauración.
A raíz de aquella campaña, el solar fue declarado Bien de Interés Cultural, como Zona Arqueológica, pero nada se hizo
desde entonces, a pesar de que queda mucho por excavar.
En cuanto su importancia, junto con el interés de las
estructuras descubiertas, viene a poner de manifiesto la extensa área que
ocupaba la antigua Bursau, que
llegaba hasta el polígono de la Romería, donde el Dr. Aguilera excavó otra
casa, y a la plaza de San Francisco en el que se encontraron restos muy
importantes al abrir los cimientos de un nuevo edificio, precipitadamente
sepultados con hormigón para evitar que se pararan las obras.
El anuncio de las obras que han dado motivo a este
comentario alude a la limpieza de lo ya excavado, a su protección y la
presentación de los restos arqueológicos protegidos por una estructura
metálica.
En Aragón hay algunos yacimientos visitables bajo este tipo
de estructuras. Estas imágenes corresponden a los de La Malena, en Azuara, y a
Villa Fortunata en Fraga.
Esperamos que la actuación que va a dirigir el arqueólogo D.
Francisco Javier Gutiérrez González con el “asesoramiento externo del Dr. D.
Isidro Aguilera Aragón” y la supervisión de la Dirección General de Patrimonio
Cultural, que ha apoyado esta iniciativa, pueda contribuir a la recuperación de
un elemento tan importante de nuestro Patrimonio Cultural, convirtiéndolo en un
nuevo recurso turístico.
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