martes, 16 de junio de 2020

Una rareza bibliográfica


         Acabamos de conseguir un ejemplar de la obra de D. Federico Bordejé Garcés titulada Cartas a unos muchachos españoles. La marcha de España, con la que obtuvo el premio “Manuel Llorente” en 1934.

         Decimos que se trata de una rareza, dadas las especiales circunstancias que rodearon esta edición, publicada en 1936, poco antes del inicio de la Guerra Civil. En julio de ese año D. Federico se encontraba disfrutando de sus vacaciones de verano en el Santuario de Misericordia y pudo salvarse, pero su casa fue saqueada con todas sus pertenencias, entre ellas la práctica totalidad de los ejemplares de su obra que no se habían comenzado a distribuir.




         Cuando en 1939, publicó al segunda edición, en la introducción hizo referencia a que sólo se habían salvado unos pocos ejemplares que había regalado a determinados conocidos y otros que llevó consigo.
         Hace unos años, recorriendo la Feria del Libro Antiguo de Madrid, encontramos de manera fortuita uno de los libros de la primera edición (a un precio muy barato) y hoy forma parte de los fondos de nuestra biblioteca, junto con otro ejemplar de la segunda edición.

         La sorpresa ha sido el encontrar ahora otro ejemplar de la edición perdida que, además, está dedicado por. D. Federico, y que nos hemos apresurado a adquirir.



         La dedicatoria es muy curiosa. Va dirigida a “mi primo Ciriaco” y lleva fecha de 5 de mayo de 1939, por lo que tiene que corresponder a uno de los escasos libros que retuvo en su poder. Pero, nos planteaba el interrogantes de saber quién era ese primo Ciriaco.


         El hecho de que, en la primera página aparezca la firma “Molinero” sobre un sello de la “Pensión Molinero” de Madrid, nos ha permitido intuir que se trataba de D. Ciriaco Molinero Bordejé que, en 1944, figuraba como miembro de la Casa de Aragón en la capital de España.

         La pensión, sita en la plaza de Herradores, aún está a nombre de Servanda Molinero Bordejé. Lo que no sabemos es por dónde venía la relación familiar con D. Federico, dado que el apellido “Bordejé” procedía de la madre y, aunque conocíamos la existencia de un hermano llamado Tomás, del que proceden los Bordejé de Ainzón, no teníamos constancia de que hubiera tenido una hermana.

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