En
1899, el Papa León XIII propuso levantar cruces en todos los montes de la
Cristiandad, conmemorativas del inicio de un nuevo siglo que colocaba bajo su
protección. Una de aquellas cruces fue la existente en el monte Gorbea, que
separa las provincias de Álava y Vizcaya, realizada en hierro con 18 metros de
altura, que hubo que rehacer dos veces, pues fue derribada por otros tantos
temporales.
Pero la iniciativa del Pontífice no fue la primera en este sentido, dado que la presencia de cruces en los montes y otros lugares de las poblaciones se remonta a épocas más remotas, como lo atestigua la existencia de topónimos que hacen referencia a las mismas.
D.
Guillermo Carranza nos ha recordado algunos ejemplos en nuestra comarca.
Concretamente, en el caso de Mallén, la cruz estaba en el extremo occidental del
término, visible desde el camino de Tarazona.
En Fréscano también existe un “Cabezo de la Cruz” que ha adquirido especial relevancia, dado que allí se encuentran uno de los yacimientos arqueológicos de esa localidad, declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de “Zona Arqueológica”.
Otro ejemplo es del Alto de
la Cruz, situado en el punto de confluencia de los términos municipales de
Ambel, Talamantes y Tabuenca. Era frecuente que las cruces se situaran
precisamente en los límites de cada localidad, mucho más en casos como éste en
los que coincidían varios.
Hay que señalar que estas
cruces, generalmente de madera, son muy antiguas. Guillermo Carranza que ha
estudiado las de Bulbuente (a las que dedicaremos otro artículo) las documenta
ya en el siglo XVII, pero algunas son anteriores y no deben ser confundidas con
las llamadas “cruces de término” que se levantaban a la entrada de las poblaciones,
generalmente de piedra y, en ocasiones, bajo un templete, como ocurría en
Borja. Volveremos sobre todo ello.
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