jueves, 10 de septiembre de 2020

Recorrido por el pantano del Val

 

         Junto a la localidad de Los Fayos se encuentra el pantano del Val que recoge las aguas de este pequeño río y las del Queiles que llegan a través de un túnel. Tiene una altura de unos 96 metros y una capacidad de alrededor de 28 hectómetros cúbicos de agua.

         Fue construido en 1997 y, desde que terminó de llenarse en 2003, ha sido una obra muy cuestionada, debido a su escasa utilidad y al elevado riesgo que asumen las localidades situadas aguas abajo.





         Estuvimos allí en julio de 2015, pudiendo recorrer la presa pero, ahora, al volver hemos encontrado que su acceso está cortado por unas verjas que impiden el paso.



         En aquella ocasión nos llamaron la atención los cardúmenes de peces que se arremolinaban junto a la presa, aunque no llegamos a identificar la especie a la que pertenecían.




         De una a otra visita también pudimos constatar que el nivel de las aguas había descendido de manera evidente, dejando al descubierto zonas que, hace tres años, no podían verse.



         Aprovechando la excelente temperatura del pasado domingo, decidimos recorrer el camino que bordea el pantano, desde el punto en que ya no se permite el acceso a los coches, para intentar llegar a la cabecera del mismo.





         Fueron unos cuatro kilómetros de recorrido por bellos parajes, entre pinos y los grandes farallones donde anidan las rapaces que sobrevuelan la zona. Al discurrir el camino por la misma cota no ofrece dificultad y lo aconsejamos a quienes no lo conozcan, bien para hacerlo a pie o en bicicleta, medio que el pasado domingo utilizaron varias personas con las que nos cruzamos.





         Así llegamos a la cola del embalse, donde desemboca el río Val y en donde llaman la atención unas falsas praderas, de intenso color verde, por las plantas que allí crecen y que algún lector podrá identificar.




         A partir de allí, el Val discurre como un pequeño regato entre bosques muy bonitos. Aunque puede seguirse caminando, lo avanzado de la hora nos impidió llegar hasta el fin, como era nuestro propósito inicial.




         Nos quedamos sin ver, por lo tanto, las cascadas existentes un poco más arriba, cuyas imágenes solo hemos visto a través de las que aparecen publicadas en la red. Volveremos, sin duda, en una próxima ocasión.


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