domingo, 25 de abril de 2021

San Fidel de Sigmaringa en Borja

 

         Ayer celebró la Iglesia Católica la festividad de San Fidel de Sigmaringa (1577-1622) un religioso capuchino que fue el primer mártir de la Sagrada Congregación de Propaganda Fide (que acababa de ser fundada) y posiblemente también de su orden.

         Había nacido en la ciudad alemana de Sigmaringa, en el seno de una familia noble y era de ascendencia española por parte de su padre, Juan Rey. Cursó brillantemente los estudios de Derecho Civil y Canónico, graduándose como doctor. Como preceptor del hijo del barón de Stotzingen, le acompañó en un recorrido de seis años por Europa, a imagen de ese “Grand Tour” que más tarde protagonizarían los aristócratas ingleses. El futuro santo, además del alemán y el latín, hablaba perfectamente el francés y el italiano.

         Al regreso comenzó a ejercer la abogacía, pero desengañado por las triquiñuelas legales a las que tenía que enfrentarse e impresionado por el recuerdo de esa Europa desgarrada por los enfrentamientos entre católicos y protestantes que había podido constatar, decidió entregar su vida a Dios. Ordenado sacerdote en 1612, ingresó después en la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos.

         Dedicado intensamente a la predicación, fue requerido en 1622 por la Congregación de Propaganda Fide para, junto con otros capuchinos, marchara a Suiza donde el archiduque de Austria, Leopoldo, había emprendido una cruzada contra los protestantes. Su labor apostólica desató la ira de sus enemigos que le tendieron una celada, intentando asesinarlo en la iglesia de Seewis donde predicaba, pudo salir protegido pero, al llegar al exterior del templo, fue sorprendido por una turba que le dio muerte a garrotazos.


         Por ese motivo en su iconografía aparece vestido con el hábito capuchino, llevando en la mano una maza o clava. Sin embargo, es mucho más frecuente representarlo con una cruz y un ramo de azucenas.


         Así aparece en este lienzo conservado en Borja, que procede del antiguo convento de capuchinos, ahora hospital Sancti Spiritus. El cuadro, muy deteriorado, se encuentra actualmente almacenado en la planta superior del Museo de la Colegiata.


         Aunque no es una obra cumbre de la pintura religiosa, merecería ser restaurado por su interés iconográfico, dado que, además de portar la cruz y las azucenas a las que hemos hecho referencia, aparecen tras él dos escenas cuya representación no es demasiado frecuente, aunque la de los ángeles aparece en  esta obra conservada en Ejea de los Caballeros.

 




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