En 1898, D. Joaquín Orús Abadía abrió en la calle Escuelas Pías de Zaragoza un establecimiento de los que, por entonces, llevaban el nombre de “coloniales” o “ultramarinos”, dado que vendían productos del otro lado del mar. Entre ellos, destacaban el café y el cacao.
Tuvo éxito y el negocio fue creciendo,
por lo que, en 1913, D. Joaquín tomó la decisión de construir una fábrica dedicada
a la elaboración chocolates y, para ello, encargó al arquitecto zaragozano D.
Julio Bravo Folch la construcción de un edificio que, con el tiempo, llegó a
formar parte del Patrimonio Cultural de Aragón.
Bajo la protección de la Virgen del
Carmen, reflejada en el emblema de su orden que adoptó como logotipo y escudo, Chocolates
Orús llegaron a convertirse en producto de calidad muy estimada.
A ello contribuyó en buena medida la
publicidad efectuada, tanto impresa como a través de lo que hoy conoceríamos
como “merchandising”. Pero, tras la guerra civil, el edificio, que había sido
el símbolo de la empresa, cambió de destino.
Hasta 1969, se convirtió en la sede de Industrias
del Cartonaje, pero posteriormente quedó abandonado. El edificio, situado junto
a las vías del ferrocarril llamaba la atención por sus características y,
finalmente, fue sometido a una completa remodelación para ser destinado a
hotel. Lo fue de la cadena NH hasta 2014, cuando volvió a ser cerrado. Finalmente,
el año pasado reabrió con el nombre de AZ
Orús Factory.
Este largo exordio viene motivado
porque, en Borja, se conserva un recuerdo de aquella antigua fábrica de chocolates.
Se trata de la tabla de una caja de embalaje con el nombre de la empresa. Pero,
lo llamativo es el lugar en el que se encuentra: el coro de la colegiata de
Santa María, concretamente en la escalera de subida al órgano, formando parte
de la mampara de separación con la sillería, de factura muy tosca que nos
indica su posible reparación en la primera mitad del siglo XX.
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