Fue a finales de julio cuando las cigüeñas abandonaron el nido de la torre del reloj de Santa María, junto con los cigoñinos nacidos allí, quizás un poco antes que en años anteriores. A partir de ese momento, dejamos de verlas, lo que nos pareció algo normal, dado que el nido suele permanecer desierto hasta San Blas (o un poco antes) cuando vuelven a ocuparlo.
Pero, desde los primeros días de
septiembre, hemos vuelto a ver una cigüeña al menos en ese nido. No sabemos si
han vuelto, si nunca se marcharon (lo que nos extraña) o si ha sido ocupado por
otras.
Es cierto que se está dando el caso,
con mucha frecuencia, de que las cigüeñas ya no emigran en invierno.
Especialmente, las que anidan en la ribera del Ebro permanecen allí todo el
año. Regresando del Pirineo pudimos ver el pasado domingo a un elevado número
de ellas alimentándose en un rastrojo.
¿Ocurre ya lo mismo en Borja? Estaremos
atentos, al menos al nido que vemos todos los días al pasar.
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