A comienzos del siglo XX esta es la imagen que presentaba la ermita del Calvario en la cima de la Muela Alta de Borja, destino final de un Vía Crucis, instalado en 1889, cuya cruz, correspondiente a la estación IX del mismo era objeto de un encuadre habitual.
La completa ausencia de arbolado, dado
que los pinos fueron plantados durante la Dictadura de Primo de Rivera,
permitían contemplar en su integridad ese singular monumento que es la citada
ermita, con su peculiar planta circular que le confiere especial interés.
Pero, el crecimiento de los pinos con
los que se mitigó la aridez de aquel paraje hizo que la ermita quedara prácticamente
envuelta por los mismos y, así la hemos conocido todos nosotros, aunque ello no
restaba interés al monumento.
El pavoroso incendio del verano de
2022, ha vuelto a dejar al descubierto la ermita, ya que en la zona sólo han
quedado algunos árboles a la derecha de la misma.
Hace pocos días tuvimos que volver allí,
acompañando a una visita y volvimos a revivir el dolor que produce tanta
desolación, sobre todo porque, por ley de vida, nunca podremos contemplar de
nuevo aquel paisaje recuperado que era motivo de orgullo para todos y lugar de
disfrute para tantas personas.
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