La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción de Trévago (o Trébago) era el destino principal del viaje emprendido en busca de obras del escultor borjano Cristóbal Salesa, pues sabíamos que allí se encontraba una imagen de la Divina Pastora, salida de sus manos. Que “descubriéramos” otra que hay en la iglesia de San Felices fue debido a la amabilidad de D. Alfonso García Bermejo, párroco de esas y otras localidades, que nos acompañó durante el recorrido.
El actual templo, edificado junto al
magnífico torreón islámico, vino a sustituir a la iglesia románica que hubo en
el mismo lugar. Construido entre los siglos XVI y XVIII, es un buen ejemplo de
la arquitectura gótica. Su nave se cubre con bóvedas estrelladas y terceletes
decorados con clavos y escenas de la Pasión.
Hay que destacar el importante conjunto
de retablos barrocos que constituyen su exorno, entre los que destaca el
retablo mayor, con la imagen de la titular, flanqueada por las de San Juan
Bautista y San Pedro, con un Calvario en su ático, todo ello inmerso en una
mazonería que refulge por su dorado y policromía.
Especial interés tiene la imagen de Cristo Crucificado, situada en una de las capillas del lado del Evangelio. Su cabeza recostada sobre el hombro derecho y la expresión de su rostro reflejan perfectamente el sufrimiento del Dios hecho hombre que acaba de fallecer.
La imagen que buscábamos se encuentra adosada
a un pilar e, inmediatamente, el Dr. Aguilera pudo constatar que se trataba de
una escultura realizada por Cristóbal Salesa, pudiendo ser incluida, a la
espera de su confirmación documental, en la ya amplia relación de obras que han
podido serle atribuidas.
Esa imagen de la Divina Pastora, junto
con otra de San José, titular de un retablo, se utilizan en la época de Navidad
para componer un Nacimiento a los pies del altar mayor.
Destacamos también la pila bautismal
procedente de la antigua iglesia románica y la figura existente en el coro,
bajo uno de los nervios de la bóveda. Conocida con el nombre de “Cristo de los
mentirosos”, ofrece la particularidad de que, según la leyenda o tradición, introduciendo
un dedo en el hueco de su boca, puede sacarse sin sufrir daño cuando la persona
no ha incurrido en mentira, pero queda atrapado el dedo de los mentirosos.
Hay más cosas curiosas en esta iglesia,
como el rayo de luz que ilumina el rostro de San Ramón Nonato el día de Navidad
o el de San Pedro el día de San Juan, cuando el sol penetra por los respectivos
ventanales.
Terminamos con esta fotografía de la
bellísima imagen de la Virgen del Manzano, cuyo nombre se debe a que, según la
tradición, fue encontrada por una niña a las orillas del río Manzano. Tiene una
ermita dedicada en las cercanías de la localidad, de la que es Patrona. Se trata
de una imagen sedente de la Virgen, con el Niño sobre sus rodillas, la cual fue
restaurada en 2014 por Mercedes Núñez, restauradora de Ágreda.
Durante nuestra visita, la imagen estaba colocada sobre unas andas en el presbiterio y, como era el día de la Natividad de la Virgen, estaba a punto de celebrarse la Eucaristía, a la que asistía el Sr. Alcalde al que tuvimos oportunidad de saludar, junto con numerosos vecinos de la localidad.
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