Los “bous al carrer” son un espectáculo taurino, popular en el Levante español y en algunas partes de Cataluña, que equivale a las vaquillas de nuestras fiestas, con sus diferentes modalidades que van desde la suelta de vaquillas en las calles, a los toros embolados o de cuerda, entre otras variantes.
También es el nombre de una publicación que, en alguna
ocasión, nos pidió imágenes de las vaquillas de Borja, que le facilitamos,
aunque no nos correspondieron con el envío del número en el que aparecieron.
No solemos publicar imágenes de este tipo de actos, cuya
tradición en Borja es relativamente reciente. Aquí siempre hubo numerosos
aficionados taurinos y llegó a existir una plaza de toros estables, pero las
vaquillas en las calles llegaron a estar vedadas desde el siglo XIX hasta mitad
del XX, por considerarlas un espectáculo impropio.
Hay quienes, no siendo antitaurinos, siguen manifestándose en
contra de las vaquillas en las calles, por los inconvenientes que generan, al
exigir el montaje de unas instalaciones que, a diferencia de lo que ocurre con
las plazas portátiles (que se montan y desmontan con rapidez), se mantienen durante
varias semanas.
Para paliar esos inconvenientes, en
Borja se habilitan dos espacios, que se alternan en las fiestas de mayo y las
de septiembre. En las primeras, las vacas discurren por el recorrido “tradicional”,
en el que empezaron a celebrarse siendo alcalde D. Agustín Aperte, a mediados
del siglo XX, teniendo como punto central la plaza del Olmo.
En septiembre, por el contrario, el recorrido
parte desde la calle Polvorín, donde desembarca el ganado, hasta la plaza de
Santo Domingo que, de hecho, queda convertida en coso taurino, cuando se
cierran las barreras, con tablados (en lugar de tendidos) y con los balcones
luciendo llamativos tapices, en lugar de mantones de Manila.
De lo que ocurre en la calle Moncayo,
ofreceremos imágenes mañana, con la actuación de un joven recortador que llamó
la atención de quien nos ha remitido las fotos.
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