Ayer
finalizaron las Ferias y Fiestas de Borja que, como ya hemos señalado en otras
ocasiones, no son patronales, sino que tienen su origen en la antigua feria
concedida por privilegio real y que terminó celebrándose en torno a estas
fechas de septiembre.
El
eje de la misma fue la feria de ganado que llegó a alcanzar gran importancia.
Tenía lugar en la plaza de San Francisco y calles aledañas. Centrada en los
animales de labor, también se ofertaba ganado lanar en cercados de las eras de
esa zona.
Se
conservan antiguas fotografías en las que puede apreciarse la indumentaria de
aquellos labradores que acudían a adquirir los animales a tratantes llegados de
muchos lugares que, durante los días de la feria, alquilaban cuadras para
alojar a los que ofertaban, por las mañanas, en el recinto ferial. Era éste un
lugar bullicioso, pues allí concurrían también los “charlatanes”, unos
singulares personajes que, en un tenderete improvisado, intentaban vender sus
géneros a un determinado precio. Con una verborrea impresionante en el lote
iban acumulando, paulatinamente, nuevos productos hasta que los congregados en
torno se decidían a adquirir esos conjuntos variopintos que incluían peines y
“magníficas” hojas de afeitar “Palmera”.
Todo
aquello desapareció con la mecanización del campo, pero el ayuntamiento de
Borja viene manteniendo la tradición con una recreación del ferial, como la que
pudimos ver ayer en la misma plaza de San Francisco.
Mulos,
caballos y pequeños poneys se mostraban junto a los muros del convento de Santa
Clara o en cercados.
Aunque
las fotos fueron tomadas a hora muy temprana, cuando todavía no se habían
congregado allí las personas y, sobre todo, niños que acuden a ver esta
exhibición, la indumentaria de los visitantes distaba mucho de la que reflejada
en las primeras fotografías.
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