Aunque
Grisel no es una localidad perteneciente a nuestra comarca, se encuentra muy
próxima. Además, se da la circunstancia de que, entre sus alicientes turísticos
destaca el llamado “pozo de los Aines” donde se encuentra este singular abejar
que nos comenta Pedro Domínguez.
El
pozo, que tiene 20 metros de diámetro y unos treinta de profundidad, es el
resultado del hundimiento de una dolina que está relacionado con una curiosa
leyenda. Según la misma, un morisco decidió trabajar el día de la fiesta de
Santiago, sin respetar el precepto religioso de la nueva religión que se había
visto obligado a abrazar. Cuando estaba trillando en la era, el terreno se
desplomó sepultándolo en el fondo.
En
el interior de esta formación existe un microclima con una temperatura
constante de unos 10º y la humedad suficiente para que crezcan todo tipo de
plantas durante todo el año. El aspecto con los nenúfares que tapizan el fondo
y las plantas trepadoras que crecen en las paredes es de gran belleza. No es de
extrañar, por lo tanto, que el ayuntamiento de la localidad lo haya adquirido
este año, con el propósito de protegerlo y convertirlo en una zona accesible a
los visitantes.
Pero,
además, en sus paredes se encuentran los restos de este antiguo abejar que
presenta la peculiaridad de ser, probablemente, el único de tipo rupestre que se
conoce en esta zona. Un aspecto más a resaltar en esta sorprendente formación
natural.
No hay comentarios:
Publicar un comentario