En
el archivo del Centro de Estudios Borjanos se conserva un tríptico en el que se
anuncian los espectáculos taurinos programados con ocasión de las Ferias y
Fiestas de septiembre de 1923. Impreso en Heraldo
de Aragón, al interés de la propia publicación hay que añadir el hecho de
que los carteles previstos para las novilladas tuvieron que ser modificados
como consecuencia de una tragedia acaecida pocos días antes.
En
la propaganda distribuida se anunciaba la celebración de dos novilladas, en las
que iban a intervenir dos diestros borjanos: Victoriano Albericio Trajinerito y Luis Sanmartín, cuyas
fotografías aparecían en el tríptico, siendo las únicas imágenes conservadas de
ambos toreros.
Victoriano
Albericio Sanmartín, conocido como “Trajinerito”, había nacido en Borja el 24
de diciembre de 1894. Comenzó su carrera taurina en 1913, actuando como banderillero
en la plaza de Épila. Su brillante trayectoria como subalterno le animó a
debutar como novillero, interviniendo por vez primera en la plaza de Zaragoza
el 23 de agosto de 1914 con cierto éxito. Sin embargo, la suerte no le acompañó
en actuaciones posteriores, por lo que retornó a su primitiva labor de
banderillero en las cuadrillas de importantes diestros de la época, como Juan
Anllí “Nacional II” y Nicanor Villalta. De él dijo José María de Cossío que “Victoriano
Albericio era un banderillero de grandes condiciones que hubiera conseguido
ponerse en primera fila”. Sin embargo, no renunció a su sueño de ser matador y,
por ello, aceptó intervenir en la Feria de Borja para estoquear dos novillos,
en un mano a mano con Luis Sanmartín, los días 22 y 23 de septiembre de 1923.
Desgraciadamente,
en la noche del 17 de septiembre fue asesinado en Zaragoza, en un lamentable
incidente que tuvo amplio eco en la prensa regional. Victoriano se dirigía a
tomar un café, en compañía de su cuñado, cuando al pasar frente al colegio de
los Escolapios, en la actual avenida de César Augusto, vio a un individuo
llamado Isidro Ereza Gales que estaba intentando matar un perro a pedradas.
Trajinerito salió en defensa del animal, recriminado la actitud del citado
individuo, el cual le respondió diciendo que “lo mismo mato al perro que a ti”
y, sin mediar más provocación, le asestó una puñalada en el costado con un gran
cuchillo que llevaba oculto, ocasionándole la muerte.
Por
este motivo, tuvo que ser sustituido en las novilladas de Borja por José Salas,
natural de Caspe, que había debutado el año anterior en Estella y que toreó
varias temporadas, destacando por su valor, aunque no llegó a tomar la
alternativa, terminando su carrera como banderillero.
El
otro diestro era Luis Sanmartín Belío, nacido en Borja el 22 de junio de 1900.
Tras participar en capeas de localidades próximas, actuó como novillero en la
plaza de Zaragoza cuando acababa de cumplir los 18 años. Tenía grandes facultades
y, sin lugar a dudas, fue el torero más importante en la corta historia taurina
de nuestra ciudad. Cuando comenzaba a triunfar sufrió una cogida en la plaza de
Vich, el 24 de noviembre de 1920 y, poco después, fue llamado a filas
participando en la guerra de Marruecos. Al regresar, retomó su carrera pero, en
1927, tuvo un nuevo percance en la plaza de Barcelona y, desencantado, decidió
retirarse de los ruedos, instalándose en Zaragoza como panadero.
Las
novilladas se celebraron en la plaza que, con carácter permanente, existía en
Borja por aquellas fechas. Como ya hemos comentado en anteriores ocasiones,
estaba situada en el lugar donde hoy se alza el grupo escolar. Era de madera y
tenía capacidad para unas 3.000 personas. Sobre los tendidos, se encontraban
los palcos que, como puede apreciarse en los precios de las localidades, podían
albergar a ocho espectadores.
En
la propaganda se indica también que “La Compañía del ferrocarril Cortes a Borja
establece para los días de las corridas, trenes especiales en combinación a
todos los de la línea del Norte”.
Estamos,
por lo tanto, ante un interesante recuerdo de un tiempo pasada que nos ha
servido para dar noticia de dos importantes diestros borjanos y de la trágica
muerte de uno de ellos.
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