La
Institución “Fernando el Católico” acaba de editar una obra que, sin ninguna
duda, podemos calificar de excepcional. Con el título de Viaje artístico por Aragón de Valentín Carderera, del que son
autores José María Lanzarote Guilar e Itziar Arana Cobos, el libro reúne los
dibujos que, sobre monumentos aragoneses, se conservan en la Fundación Lázaro
Galdiano, en la Biblioteca Nacional y en poder de la familia. Magníficamente
impreso por Cometa S. A. sus 482 páginas, con reproducciones a todo color, lo
convierten en una obra imprescindible que recomendamos a nuestros lectores.
Valentín
Carderera había nacido en Huesca, en 1796, y fue iniciado en la técnica
pictórica por el ilustre artista borjano Buenaventura Salesa. Posteriormente,
fue alumno en Madrid de Salvador Maella y José de Madrazo. Bajo la protección
del duque de Villahermosa, pudo viajar a Roma donde permaneció nueve años. A su
regreso a España ingresó en la Real Academia de San Fernando y, más tarde, en
la de la Historia. En momentos especialmente complicados, realizó diversos viajes
artísticos por España, dejando constancia de numerosos monumentos, muchos de
ellos abandonados, tras la Desamortización. En el marco de estos recorridos
visitó Aragón en varias ocasiones y los dibujos realizados son los que se
integran en esta obra. Falleció en Madrid en 1880, en el apartamento que le
había cedido su protector, el duque de Villahermosa. Podemos destacar su
relación con otro destacado borjano, el general D. Romualdo Nogués que, tras su
muerte, adquirió los retratos de personajes históricos que Cardedera había
realizado.
Entre
los monumentos aragoneses que dibujó, revisten para nosotros un especial
interés los correspondientes al monasterio de Veruela que visitó en dos
ocasiones.. La primera de ella en 1840, cinco años después de que lo hubieron
abandonado los monjes cistercienses. En esta ocasión, pasó la noche en Vera de
Moncayo, desde donde se desplazó de nuevo al monasterio al día siguiente.
Volvió
en 1862 para permanecer cuatro días alojado en la hospedería que, como hemos
comentado otras veces, había instalado la junta creada para la conservación del
monumento, con el fin de allegar fondos para su mantenimiento.
Los
dibujos reproducen el estado del monasterio en los momentos en los que lo
visitó Carderera, aunque introduce figuras idealizadas de los monjes que no
llegó a conocer.
En
cualquier caso, constituyen un testimonio único tanto para Veruela como para
otros monumentos que han llegado hasta nosotros mucho más deteriorados., como
es el caso del castillo de Montearagón.
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