En
la tarde del pasado sábado nos trasladamos a la localidad navarra de Fitero, en
cuya magnífico templo parroquial, la antigua iglesia conventual del que fue
primer monasterio cisterciense de España, se celebraron una serie de actos, con
ocasión de la festividad de San Bernardo y del XXV aniversario de la Asociación
de Amigos del monasterio de Fitero, que nos atendieron con el cariño de una
relación cimentada hace ya mucho tiempo.
Antes
de la Eucaristía, pudimos visitar con detenimiento la iglesia, venerando a la
Virgen de la Barda, patrona de la localidad, en su hermosa capilla construida
en 1736. La imagen, bajo la advocación de Ntra. Sra. de los Remedios fue traída
de Toledo por San Raimundo, y tiempo después trocó su nombre por el de la
Barda, en relación con una zarza que entró por una de las vidrieras de su
altar.
En la sala capitular,
que aparece en la imagen superior, tuvimos el honor de recibir hace ya muchos,
en representación de Hispania Nostra, los distintivos de miembro de la
Asociación cuya ejemplar actuación ha creado el clima propicio para que, con el
apoyo de otras ilustres personalidades, las autoridades responsables hayan
acometido unas intervenciones que eran imprescindibles.
A
las ocho de la tarde, el párroco D. José Javier Goitia Chasco presidió la
solemne Eucaristía, correspondiente al domingo XXI del tiempo ordinario, aunque
con la figura de San Bernardo siempre presente, especialmente en la homilía. La
celebración contó con un excelente acompañamiento musical, pudiendo disfrutar
con varias interpretaciones en gregoriano.
A
las diez de la noche dio comienzo el concierto, en el que estuvieron presentes
el Excmo. y Rvdmo. Sr. Arzobispo de
Pamplona, monseñor D. Francisco Pérez González; el Alcalde de Fitero D.
Raimundo Aguirre Yanguas; el Presidente de
la Asociación de Amigos del Monasterio de Fitero, Fernando Seves Morentín; y el
Secretario de la misma, Prof. D. Ricardo Fernández Gracia, que aparece en la
imagen superior junto al Sr. Arzobispo y el Presidente del Centro de Estudios
Borjanos; así como numeroso público que llenaba prácticamente el templo.
Resulta
difícil de transmitir el clima casi mágico que pudo en vivirse en un espacio,
tan sólo iluminado por las velas, en el que resonaban las notas del órgano, gracias
a la magistral interpretación de Pablo
Fernández Echeverría, tanto en solitario, como acompañado por el Ensemble de
Chirimías “Miguel de Arrózpide”. Escuchar esos antiguos instrumentos que, por
cierto, aparecen representados en la mazonería del órgano, llama poderosamente
la atención y, cuando a ellos se une el órgano y los timbales el resultado
desborda todas las expectativas. Si a ello añadimos la intervención de la
soprano Laura Montoro que interpretó el Ave María de Cacini y un aria de
Häendel, podemos asegurarles que el desplazamiento a Fitero quedará
permanentemente grabado en nuestro recuerdo. No es de extrañar, por lo tanto,
que todos los intérpretes fueran calurosamente ovacionados al término de su
actuación.
Queremos
agradecer a D. Ricardo Fernández Gracia la oportunidad que brindó a nuestro
Presidente para que, poco antes de finalizar el concierto, pudiera hacer uso de
la palabra para felicitar a los miembros de la Asociación y a todos los
habitantes de Fitero por el esfuerzo realizado para que ese antiguo monasterio
siga siendo un referente cultural para Navarra y toda España. Seguidamente,
habló el Sr. Arzobispo, destacando el valor de la Cultura y el sentido eclesial
de actos como el que habíamos vivido que, según resaltó, son también una forma
de oración, pidiendo a todos que recordaran el dolor y el sufrimiento que, en
estos momentos, padecen las víctimas de los conflictos de Oriente Medio.
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