lunes, 2 de julio de 2018

Trillando en la era



         Recogida la mies, en un fascal (nombre que se daba al conjunto de 30 fajos) se extendió la parva en la improvisada era para proceder a trillar, un momento esperado por todos, dado el eco que el recuerdo de esta labor aún despierta.






         Había allí dos modelos de trillos de rodillos y las horcas y cargadores que se utilizaban. Como es sabido, este tipo de trillo era más evolucionado que los antiguos de pedernal, a los que posteriormente se añadieron cuchillas. Precisamente uno de estos trillos de cuchillas, denominado “trillo rastrero”, es el que se ha utilizado para trillar en esta ocasión.




         Berta Martínez cantó, como ella sabe hacerlo, recordando el momento de la obertura de la inolvidable película Nobleza Baturra. También cantó admirablemente José Antonio Lázaro, de Magallón.






         Luego, niños y mayores se animaron a subir al trillo que disponía de un soporte para apoyar las manos, lo que ayudaba a la estabilidad de los trilladores. Habitualmente, no disponían de este asidero, por lo que había que tener cierta habilidad, hasta el punto de que aún se recuerda en Bisimbre que a Imperio Argentina hubo que ponerle una especie de taburete oculto bajo sus faldas para evitar que cayera. Y, desde luego, el giro del trillo se realizó en sentido contrario a las agujas del reloj, como debe ser, y no como ocurrió hace unos años en una recreación similar, en una localidad próxima en donde giraba hacia la derecha.

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