miércoles, 8 de agosto de 2018

Tras las huellas de don Severino Aznar


         Como colofón a la investigación que D. Jesús Cogollos García, Profesor de Doctrina Social de la Iglesia, en el Instituto de Humanidades “Ángel Ayala” de la Universidad San Pablo-CEU de Madrid, ha efectuado en nuestro Centro durante varios días, el pasado lunes programamos una visita a los lugares en los que nació y creció D. Severino Aznar Embid, objeto de su trabajo. En primer lugar, nos dirigimos a Tierga, localidad en la que nació el ilustre sociólogo, hijo de un modesto molinero.





         Allí, junto a la carretera, aún se conserva en pie el molino en el que trabajaba su padre y en donde él vino al mundo. Lamentablemente, su estado dista de ser el adecuado, pues se encuentra bastante abandonado y casi envuelto en la maleza, aunque es un lugar de gran encanto.




         Sobre la fachada se mantiene el rótulo de la avenida que le fue dedicada y que llega hasta el casco urbano. Lo que apenas se puede leer es la placa que fue colocada, con ocasión del homenaje que le fue tributado al cumplir 80 años, en 1950. El texto, redactado con la prosa de la época dice así: “En esta casa nació el 10 de febrero de 1870 Severino Aznar Embid, aragonés insigne en virtudes y en sapienza (sic), catedrático, académico, autor de libros doctos, servidor valiente y abnegado de Cristo, sembrador de bien, patriarca del Catolicismo Social, padre de mártires que ofrendaron heroicamente su vida por Dios y por España”.





         El acceso al interior está ocluido por una de las piedras de moler y, aunque el edificio fue transformado en residencia veraniega, convirtiendo la balsa que suministraba el agua en piscina, aun pueden verse restos significativos de la antigua construcción, entre ellos el arco por el que salía el agua hacia el río, después de cumplir su cometido.





         Allí, bajo el porche posaron los expedicionarios antes de emprender camino hacia la Casa Consistorial, donde fueron recibidos por el Sr. Alcalde D. Jesús Gabriel Grávalos Rubio, quien se desvivió en atenderlos y los acompañó personalmente en su recorrido por la población, facilitando el acceso a lugares que, de otra forma, hubiera sido imposible conocer.





         En el Salón de Plenos, donde se encuentra instalado, el Prof. Cogollos se fotografió, en compañía del Sr. Alcalde junto al busto de D. Severino Aznar. Es obra del escultor Emilio Laíz Campos (1917-1983) y está firmado en Madrid, en 1949, por lo que cabe suponer que fue encargado con ocasión del homenaje que se le rindió al año siguiente. Fue un prestigioso artista, autor de numerosos monumentos instalados en lugares públicos, entre ellos el dedicado al Dr. Fleming junto a la plaza de las Ventas de Madrid.





         Tierga llama la atención por la belleza de su emplazamiento, el cuidado de sus calles y los monumentos con que cuenta, dominando el conjunto urbano los restos de su antiguo castillo. 




         Destaca, de manera especial, la iglesia parroquial de San Juan Bautista de la que, sorprendentemente, tan sólo su torre fue declarada “Bien Catalogado del Patrimonio Cultural Aragonés”, dentro de lo que se llamó “Aragón Mudéjar”, a pesar de contar con elementos tan significativos como esa espectacular logia renacentista que aparece en esta imagen.






         Pero, si su exterior sorprende, otro tanto sucede con su interior, en donde se conservan retablos y obras de arte de singular interés, como ese magnífico Cristo crucificado y otras piezas que hoy no vamos a comentar, pero que aconsejamos contemplar.



         El motivo que nos llevaba al templo era fotografiar la pila en la que fue bautizado D. Severino. Ya fuera de uso, dado que se utiliza otra portátil para administrar el Sacramento, sigue estando en el antiguo baptisterio, situado a los pies del templo, como era habitual.




         Y desde la iglesia, acompañados por el Sr. Alcalde, que nos facilitó la entrada, fuimos al nuevo cementerio, para visitar la tumba de su madre Dª. Tomasa Embid Gaspar, fallecida el 6 de febrero de 1899, a los 56 años. Tenía entonces D. Severino 28 años, cumplió los 29 cuatro días después. La madre fue enterrada en el antiguo cementerio, ubicado donde se construyeron las nuevas Escuelas, hacía 1950, y entonces trasladaron sus restos al nuevo camposanto, colocando esta placa en la que puede leerse: “Dª. Teresa Embid Gaspar. RIP. Aquí yacen los restos mortales de tan venerable señora que + 6 de febrero de 1899, a los 56 años, a cuya memoria y por el eterno descanso de su alma le dedican sus oraciones el Ayuntamiento de Tierga y su hijo D. Severino Aznar Embid”. Debió ser colocada, por lo tanto, con ocasión del citado homenaje, siendo sufragada conjuntamente por el Ayuntamiento y por D. Severino.
         Tras orar también por su alma y agradecer al Alcalde su cordial recibimiento, continuamos viaje hacia Trasobares y Calcena, localidades en las que residió D. Severino y cuya visita comentaremos en otro artículo.

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