viernes, 10 de agosto de 2018

Calcena y don Severino Aznar


         La última etapa del recorrido por las localidades en las que vivió D. Severino Aznar Embid nos llevó hasta Calcena, donde inició sus primeros estudios y comenzó a forjar su carácter. Era entonces una villa populosa, con un gran pasado histórico, vinculado a los obispos de Tarazona que tenían allí su lugar de residencia estival.






         Sobre su caserío destaca la iglesia parroquial de Ntra. Sra. de los Reyes, edificada en el siglo XVI sobre una antigua construcción románica de la que se conserva una de las portadas.




         Con la tipología propia de las llamadas iglesias de “planta de salón”, impresiona por su magnificencia y por el importantísimo patrimonio artístico que atesora. Acerca del mismo ya hemos publicado otros artículos pero, en esta ocasión, la visita tenía un carácter sentimental para que nuestro invitado pudiera imbuirse del ambiente de un espacio en el que D. Severino sentó las bases de su formación cristiana.




         Se dio la circunstancia de que ese día coincidió con las Fiestas Patronales en honor de la Virgen del Rosario y de Santa Constancia, cuyo relicario se encontraba sobre la mesa del altar en el que acababa de celebrar la Eucaristía. Santa Constancia fue una de las Once Mil Vírgenes cuya reliquia llegó a la villa, en 1602, traída desde el monasterio de Mariekamp (Alemania), por el capitán D. Juan de Zornoza y Guisasa, natural de Calcena.



         Las fiestas, al igual que ha ocurrido en otros municipios, ha sido trasladada al mes de agosto para favorecer la presencia de todos aquellos calcenarios que ahora residen fuera de su  lugar natal. En la plaza, junto al reconstruido arco de acceso, estaban compartiendo el vermú ofrecido por el Ayuntamiento.




         Allí saludamos al Párroco, D. Nicolás Sebastián Hornos, también nacido en Calcena, quien nos mostró el edificio de las antiguas escuelas en las que D. Severino estudió las primeras letras. En su fachada se encuentra la placa que le fue dedicada, al dar su nombre a la misma.





         Comimos en el Albergue Municipal que está emplazado en el antiguo cuartel de la Guardia Civil. Después, nos acercamos hasta las nuevas escuelas, que llevan el nombre de D. Severino y que, ahora, acogen al Centro de Interpretación del Parque Natural del Moncayo.




         El regreso lo efectuamos por Purujosa, entrando en tierras castellanas por Beratón y, tras una breve parada en Ágreda, llegamos a Borja por la N-122 poniendo fin a un recorrido sumamente interesante que tan sólo se vio afectado por el calor reinante durante toda la jornada.

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