Desde
Tierga, siguiendo las huellas de la infancia de D. Severino Aznar Embid, nos
dirigimos a Trasobares, una localidad en la que también residió, aunque los
recuerdos conservados de su estancia allí son menores que en Tierga y Calcena.
Sin
embargo, era imprescindible visitar la iglesia parroquial de Nuestra Señora de
la Asunción, el antiguo templo conventual del Real Monasterio de Santa María de
la Piedad, de religiosas cistercienses, que fueron señoras de ese lugar, al
igual que de Tabuenca.
Sin
embargo, la torre mudéjar pertenece a la desaparecida iglesia parroquial que
estaba prácticamente adosada al otro templo.
Precisamente
por el estrecho espacio que los separaba es por donde, ahora, sea accede al
templo que, al igual que la torre fueron restaurados no hace muchos años.
Visitar
las iglesias de cualquier lugar de Aragón no es fácil. En nuestro caso contamos
con la inestimable colaboración de un vecino que se prestó a localizar la
llave. No fue necesario, pues estaba abierto, dado que se estaba procediendo al
afinado del órgano, con vistas a la celebración de un concierto didáctico.
La
iglesia es espectacular, tanto por su arquitectura como por el conjunto de
obras de arte que en ella se conservan. Entre ellas destaca la imagen de la Virgen
del Capítulo y un bellísimo Cristo crucificado.
Vimos
también en una de sus paredes esta fotografía del fotógrafo D. Luis Carceller
Lamo que, desde su estudio de Borja, recorría las localidades del entorno,
realizando este tipo de imágenes en las que aparecían los correspondientes
Patrones sobre una vista general de la población. La conservada en Trasobares
es de considerable tamaño y está coloreada. De ella se han efectuado muchas
reproducciones, como estampas o recordatorios.
Una
pieza de singular valor es el órgano, restaurado hace algunos años por la
Excma. Diputación Provincial de Zaragoza. En el momento en que visitamos la
iglesia D. Jesús Pérez Aznárez, joven organista natural de Trasobares, estaba
preparando el concierto al que anteriormente hicimos referencia. Con él se
encontraba Christine Vettery su esposo, los prestigiosos organeros que tienen
su taller en Tarazona.
Con
gran amabilidad, Jesús nos mostró todas las posibilidades interpretativas que
ofrece el órgano, lo cual constituyó una grata sorpresa para los que tuvimos la
oportunidad de escucharle.
Tras
un breve refrigerio, nos detuvimos ante la espectacular portada del antiguo
monasterio, en cuyo ático se encuentran
las armas de Aragón, con un peculiar cuartelado, que el municipio ha adoptado curiosamente
como escudo propio.
Se
conserva la parte principal del edificio conventual, reconvertido en viviendas
y, en el interior del recinto se levantaron posteriormente otras casas. En una
de ellas, remodelada, se puede ver un bonito reloj de sol
Gracias
a la gentileza de una de sus propietarias, pudimos acceder al interior del
edificio principal del monasterio que aún conserva su escalera principal. Allí
nos enseñó la decoración que realiza en la noche del 1 de noviembre,
transformándolo en una “Casa del Terror” que causa pavor entre los niños y mayores
que la visitan en esa ocasión. Impresionados con las impactantes imágenes que
nos mostró, proseguimos a continuación el viaje hacia Calcena.
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