Desde
el pasado 22 de julio se ha llevado a cabo una nueva campaña de excavaciones en
el cerro de la Cueva Esquilar, en la que han participado 20 personas,
procedentes de las universidades de Zaragoza, Granada, Jaén y Autónoma de
Madrid, bajo la dirección de D. Óscar Bonilla Santander, investigador del área
de Arqueología de la Universidad de Zaragoza y los arqueólogos Dª. Begoña Serrano Arnáez y D. Ángel
Santos Horneros.
Según
la nota de prensa facilitada por el M. I. Ayuntamiento de Borja, que ha
patrocinado la excavación, los trabajos realizados este verano se han centrado
en ampliar la zona excavada durante las dos campañas acometidas en 1978 y 1979
por el Centro de Estudios Borjanos y la efectuada en 2017 por el mismo equipo
de este año, y en realizar dos nuevos
sondeos en diferentes zonas de la antigua ciudad de Bursau, para delimitar su extensión y las diferentes fases de
ocupación.
En los
sectores 1 y 2 se han podido documentar las estructuras defensivas del siglo I a.C.
compuestas por gruesos muros de piedra con alzado en adobe correspondientes a
la zona septentrional del sistema defensivo de la ciudad de Bursau durante las guerras
civiles romanas.
En
este contexto se han recuperado diversos materiales arqueológicos relacionados
con el sistema de fortificaciones como ánforas itálicas de vino y aceite y
armamento entre el que destaca una espada de hierro.
En la parte más
oriental del cerro se ha practicado un sondeo de cuatro metros cuadrados para
poder comprobar la extensión yacimiento en este sector. Se pudo localizar un
muro de la I Edad del Hierro (s. VI-V a.C.), asociado a dos pavimentos de
tierra batida sobre los que se recuperaron un interesante lote de cerámicas pulidas
de la I Edad del Hierro y gran cantidad de semillas carbonizadas.
Con el objetivo de
completar la información sobre la ocupación del Cerro, en esta nueva campaña de
planteó otro sondeo de cuatro metros cuadrados en la zona occidental del
yacimiento que ha permitido constatar la continuación de la ocupación
celtibero-romana en este sector.
Bajo un gran derrumbe
de adobe, en el que se han documentado numerosos fragmentos cerámicos con
cronologías entre los siglos II y I a.C., entre los cuales se hallan tanto
producciones locales como importaciones itálicas, han podido localizarse
evidencias de pintura mural.
Junto con los trabajos
de excavación arqueológica se ha continuado con la consolidación y restauración
arqueológica de las estructuras excavadas en los años 70 y en la campaña de
2017, destacando la aparición de vigas y tableros de madera en buen estado de
conservación. Debido a la composición del terreno estos materiales orgánicos
han podido conservarse hasta nuestros días aportando interesantes datos sobre
las técnicas constructivas en la antigüedad.
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