martes, 2 de abril de 2019

Cabezudos, gigantillos y otras figuras


         La primitiva comparsa de gigantes de Borja contaba con el acompañamiento de dos cabezudos, la “Morica” y el “Berrugón” que sufragó el Sindicato de Riegos y cuyas réplicas siguen figurando actualmente. No es de extrañar, por lo tanto, que en la concentración de su 130 aniversario hayan participado otros muchos cabezudos, procedentes de otras localidades, de los que ofrecemos algunas imágenes de aquellos que más nos llamaron la atención:











         Había muchos más, pero es imposible ofrecer las fotografías de todos ellos, lo que es propio de páginas especializadas. Tampoco nos atrevemos a precisar los lugares desde los que vinieron pues las posibilidades de equivocarnos son grandes.





         No se conocen las extrañas razones por las que los cabezudos gozan del favor de los niños, en los que se alternan el miedo y la curiosidad. Los que ya son un poco mayores quieren correr delante de ellos, aunque en esa ocasión era una malvada cocinera la que repartía los zurriagazos más contundentes.




         Desde las proximidades de Madrid llegó un valiente aviador, a bordo de su aparato, y nos sorprendió encontrar en el desfile a un aguerrido capitán de la Guardia Civil, con su uniforme de gala.





         Majísimos los zaldikos o cavallets, como les llaman en otras partes, así como la Oka de Mendillorri, dos tipos de figuras propias de otras tierras y que aquí siempre causan admiración.






         A nuestra comparsa se han sumado en los últimos años varios “gigantillos” y también hubo en el desfile otros, llegados para la ocasión, de diferentes tipos y formas.





         Una figura que causó pavor fue el terrorífico carricuernos de Bidasoako Erraldoiak, de Irún, que echaba humo y bajo cuyas faldas se alojaba el equipo de música. Otros arrojaban agua a los espectadores, de los que nos alejamos, por si acaso.

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