Con destino al espacio museístico que estamos creando en la Casa de Aguilar, acabamos de adquirir un grabado de Borja de Pedro. Teníamos ya varias obras suyas, algunas de las cuales se mostrarán en vitrinas, pero este grabado ofrecía la particularidad de ir enmarcado.
Es
de pequeño tamaño a punta seca, siendo el nº 13 de una serie de 75. Está
dedicado por el autor a Concha Ibáñez (Canet del Mar, 1926) que es una destacada
pintora y grabadora con la que, sin duda, debió relacionarse Borja durante su
estancia en Barcelona.
El
dibujo, que recuerda a las arquitecturas del Renacimiento, lleva el rótulo “Mildendo.
Vue du Palais de l’Empire de Liliput selon Borja de Pedro, voyageur de l’epoque”.
Hace referencia, por lo tanto, a la conocida obra de Jonathan Swift (1667-1745), uno de los clásicos de la Literatura universal. Su protagonista es Lemuel Gulliver quien, por circunstancias del azar, se ve transportado a mundos desconocidos, el primero de los cuales es el imperio de Liliput, habitado por seres de pequeño tamaño, cuya capital es Mildendo que ocupa una superficie de 170 metros de lado, donde viven medio millón de liliputenses. Esa ciudad es la representada por Borja de Pedro que se autodefine como “viajero de la época”, como si fuera un nuevo Gulliver. Los Viajes de Gulliver son, en realidad una sátira del autor a la sociedad que le tocó vivir. Quienes no los hayan leído, posiblemente los más jóvenes, deberían hacerlo.
Queremos recordar
también que Jonathan Swift fue el creador de un nombre femenino que hizo
fortuna en nuestros tiempos, hasta el punto de que el recordado humorista Forges
lo tuvo presente en muchos de sus chistes. Recordamos uno de ellos, que no hemos
podido encontrar en que decía que, si se gritaba en la playa, todas las niñas
giraban la cabeza: ¡Vanessa!
En
1713, Swift escribió un poema dedicado Esther Vanhomrigh, a la que amaba en
secreto. Se tituló “Cadenus and Vanessa”. Él era “Cadenus”, anagrama de “Decano”
o deán que era el cargo que desempeñaba, mientras que “Vanessa” era un
neologismo formado con las letras iniciales del apellido y el nombre de su
amada: “Van” y “Esse” que es el apelativo familiar de Esther. Nunca se hubiera
podido imaginar el éxito de su creación.
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