En torno al paseo del Prado de Madrid, se ubican una sorprendente serie de museos y centros culturales que hacen de esta zona uno de los lugares de mayor interés del mundo. Entre ellos se encuentra también el Real Jardín Botánico, fundado por Fernando VI en 1755, fue Carlos III quien, en 1781 lo trasladó a este lugar cerrado por una verja que discurre por un buen tramo del paseo, con un banco de piedra corrido que permite disfrutar de la belleza de un lugar, cuya visita consideramos muy interesante.
Cuenta con dos puertas de acceso y en
el interior, en sus diferentes parterres y sus tres terrazas, puede contemplarse una amplia variedad de plantas y árboles, con fuentes y estatuas, así como
un pabellón, obra de Juan de Villanueva, al fondo.
Del Jardín dimos noticia en este blog,
con ocasión del espectáculo de luz que despertó enorme interés entre los
ciudadanos en las Navidades de hace dos años, a pesar de que no faltaron
críticas por los daños que pudieron ocasionar los tendidos eléctricos.
Pero, el motivo de traerlo de nuevo a
nuestras páginas es que, al pasar junto a sus verjas, nos llamó la atención
esta estructura dispuesta para evitar la caída de uno de sus árboles, lo que
contrasta vivamente con la facilidad que, en otros lugares, se recurre a talar
a todos aquellos árboles amenazados, por una u otra razón, sin hacer lo
necesario para salvarlos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario