En la llamada plaza de la Lealtad, junto al paseo del Prado de Madrid, se alza este monumento que, en su origen, estuvo dedicado a los héroes del 2 de mayo y que, posteriormente, fue reconvertido para honrar a todos los caídos por España.
Ante él arde permanentemente una llama,
alimentada por gas, detrás de la cual puede leerse la inscripción “Honor a
todos los que dieron su vida por España” y, en cierto modo, equivale a los
monumentos que, en honor al “Soldado desconocido” existen en otros países.
De ahí, que allí se lleven a cabo
ofrendas florales en determinados días del año o con ocasión de las visitas de Estado
de dignatarios de otros países.
Pero, como hemos comentado, inicialmente
el monumento fue concebido para honrar a los protagonistas del alzamiento del 2
de mayo en Madrid y fue en 1820 cuando se convocó un concurso para diseñar el
monumento que iba a levantarse en el mismo lugar en el que el general Murat
mandó fusilar a numerosos madrileños en los días posteriores al levantamiento.
Adjudicado al arquitecto D. Isidro González Velázquez, la primera piedra fue colocada el 21 de abril de 1821, pero diversas circunstancias demoraron su inauguración hasta el 2 de mayo de 1840.
Una placa, situada a la izquierda de
las escaleras de acceso al recinto, recuerda ese acontecimiento, con la inscripción
“Reinando Isabel II el Pueblo Español erigió este monumento para conmemorar la
lealtad de sus hijos. 2-mayo MDCCCXL”.
El monumento consta de un obelisco de 5,60 metros de altura,
en una de cuyas caras (la frontal) puede leerse “Dos de Mayo”. En su base, de
forma cuadrangular, se encuentra un nicho en cuyo interior hay un sarcófago y,
sobre él, un medallón en bajorrelieve reproduce las efigies de los capitanes
Luis Daoiz y Pedro Velarde. En parte posterior hay una lápida en la que puede leerse
“Las cenizas de las víctimas del 2 mayo de 1808 descansan en este Campo de la Lealtad
regado con su sangre ¡Honor eterno al Patriotismo!”.
Sobre ese cuerpo, se alza otro de menor tamaño, del que
arranca el obelisco, que tiene en sus cuatro caras unas figuras que representan
la Constancia, el Valor, la Virtud y el Patriotismo.
En su realización y en la de todos los elementos ornamentales
del monumento intervinieron los escultores Esteban de Ágreda, Elías Vallejo,
Sabino de Medina Peñas, Francisco Pérez Mateo y José Tomás.
Fue el 22 de noviembre de 1985 cuando
se dio un nuevo sentido al monumento, en un acto presidido por S. M. el Rey D.
Juan Carlos, al que asistieron el Presidente del Gobierno D. Felipe González y
representantes de los dos bandos enfrentados en la Guerra Civil, porque se quiso
de esa forma ofrecer una imagen de "reconciliación definitiva" a
través de un monumento a todos los Caídos por España, homologándolo a esos
otros memoriales que existen en diferentes países, como hemos comentado.
Pero, en esos monumentos al “Soldado
Desconocido”, suele estar sepultado un combatiente anónimo, en representación
de todos los que murieron luchando por su Patria.
Sin embargo, en el de Madrid, hay más de uno, ya que cuando
fue inaugurado se depositaron en el sarcófago los restos de los fusilados por
los franceses que, hasta entonces, habían estado enterrados en la iglesia de
San Isidro. A ellos se sumaron, en 1909, los de los heroicos capitanes Daoiz y
Velarde.
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