Fue el pasado 23 de febrero cuando, desde este blog, llamamos la atención acerca del derribo que iba a perpetrarse en la calle de San Juan Baja, afectando a varios edificios históricos.
Decíamos entonces que, si el derribo se
consideraba imprescindible, era necesario que se llevara a cabo bajo control
arqueológico y respetando todo lo que fuera posible, entre ello las fachadas.
Señalábamos la existencia de restos significativos de la antigua muralla que,
posiblemente, tuvo allí una de sus puertas.
Como es habitual, no se nos hizo caso y la excavadora arrastró sillares y dejó al descubierto restos significativos, como habíamos supuesto, sin que fuera posible estudiarlos y documentarlos convenientemente.
Como ejemplo de la importancia de lo
que allí había, nos ha quedado esa ménsula que corresponde al arranque de un
arco y otra (de diferentes características) en la parte superior.
Todo ello provoca una gran tristeza entre quienes defienden el Patrimonio Cultural de nuestra ciudad y viene a poner de manifiesto la inoperancia de los organismos encargados de su protección, frente a quienes todas estas cosas no les importa nada, posiblemente por su falta de formación, aunque no queremos incidir en estas cuestiones, al haber comprobado que no sirve para nada, mientras subsistan las actuales condiciones.
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