En el último número de la revista Kalakoricos, de la Asociación de Amigos de la Historia de Calahorra, aparecía un artículo de Adrián Calonge sobre “El miliario de Calahorra. Propuesta de restitución y contexto, en el que el autor hacía referencia a otros miliarios encontrados en Aragón. Mencionaba, en concreto, los de Ilche, Torrente de Cinca, Fraga y Candasnos, en la provincia de Huesca; el de Jatiel, en Teruel; y los de Gallur, Velilla de Ebro, Ejea de los Caballeros, y Castiliscar, en la de Zaragoza.
Como todos
nuestros lectores saben, los miliarios eran unos cilindros de piedra que
jalonaban las vías romanas, marcando las distancias desde el punto de partida,
en miles de pasos (millas), de donde proviene su nombre. El de esta imagen no
es de procedencia aragonesa.
El más importante
de los encontrados en Aragón, con más de dos metros de altura y un peso
considerable, es el que fue encontrado, en 1967, en el barranco de Valdecarro,
término de Ejea de los Caballeros. Por allí pasaba la calzada que comunicaba Caesar
Augusta (Zaragoza) con Pompaelo (Pamplona), siendo indicativo de la
milla XXXIIX, tal como aparece inscrito en él.
Esta
interesante pieza arqueológica estuvo en un jardín de Ejea de los Caballeros y
en sus almacenes municipales, hasta que fue llevada al Museo de Zaragoza.
También en el
Museo de Zaragoza se expone este otro miliario, encontrado en Castejón de
Valdejasa, perteneciente a la misma vía o calzada que el anterior,
correspondiendo a la milla XXVI o XXVII.
Respecto al
miliario de Gallur, al que se hacía referencia en el artículo, se trata de un
fragmento que fue dado a conocer por Miguel Beltrán Lloris, en un importante
trabajo que, con el título “Notas arqueológicas sobre Gallur y la comarca de
las Cinco Villas de Aragón”, publicó en el número 33-34 de la revista PSANA,
antecedente de la actual Caesaraugusta de la Institución Fernando el
Católico.
En él se indica
que este fragmento, de 50 centímetros de altura, fue encontrado en la zona
norte del Cabezuelo, junto a la margen derecha del Ebro, muy cerca de un camino
viejo que, bordeando el río, llega prácticamente hasta Mallén, lo que induce a
pensar en la existencia de un ramal secundario, de la vía antes citada.
La zona del
Cabezuelo es donde se encontraba la antigua localidad de Razazol y allí se han
efectuado bastantes descubrimientos, como un molino y un templo, a los que
menciona el Dr. Beltrán en ese artículo, de lectura imprescindible.
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