El 30 de enero de 1780 era bautizado en la parroquia de San Bartolomé de Borja D. Francisco Sangüesa Borau que llegó a ser Guarda General de Arboledas y Paseos de la Casa Real, durante el reinado de Carlos IV, llevando a cabo la renovación del arbolado del Real Sitio del Buen Retiro que, en esa época, ya no era como aparece en esta vista y, por otra parte, los jardines fueron en gran parte arrasados durante la Guerra de la Independencia.
D. Francisco, fue quien
introdujo en Borja el cultivo de la patata, aunque no gozó de mucha popularidad
entre sus paisanos que le llamaban “El afrancesado”. Lo era, desde luego, y
durante los años de la guerra, su posición se afianzó al socaire de las
autoridades de ocupación, realizando importantes negocios.
Sin embargo, cuando
algunos productos básicos, como el trigo, comenzaron a escasear, los borjanos
culparon a Sangüesa (que residía ya aquí) de todos sus males y colocaron
pasquines contra él en las calles. Se formaron patrullas para evitar que
salieran de la ciudad carros cargados con cereal y los tumultos fueron
creciendo, sin que lograra identificar a los promotores, ni demostrar las
acusaciones contra este personaje.
Tuvo un hijo, de nombre
Mariano, que en 1840 se matriculó en la Escuela Nacional de Taquigrafía de
Madrid. En la relación de inscritos, aparece como nacido en Borja y, en esos
momentos, tenía 24 años. Se da la circunstancia de que fue uno de los nueve
aprobados.
Fue
quien, en 1847, tradujo el Tratado del cultivo de la morera, al final
del cual su padre D. Francisco aportó una serie de notas, que finalizan con el
párrafo que insertamos, en el que se queja de su salud y de su edad. Tenía
entonces 67 años.
Del hijo
hemos encontrado esta otra obra, Esposición
y proyecto sobre planteros, en la que confiesa su admiración por su padre,
al que pretende continuar en su defensa del arbolado.
Lo más
importante es que, en la introducción, glosa su figura y nos aporta datos
sumamente interesantes para conocer su biografía. En primer lugar, afirma que
murió con 72 años, luego su fallecimiento debió acaecer en 1852. Dice de su
progenitor que “poseyó grandes virtudes: fue poderoso y, con generosidad regia,
derramó en los infelices los cien mil duros de su patrimonio; humanitario, y
con solicitud evangélica propagó para bien del hombre el cultivo de la patata;
verdadero liberal, y con peligro de la propia logró conservar la existencia de
sus semejantes”.
Su papel
en la difusión del consumo de la patata ya lo conocíamos y, respecto a su
ideología liberal, era evidente, como tampoco debe extrañarnos que su hijo se
alistara en las filas de la Milicia Nacional.
Pero
entre sus méritos, destaca la plantación del arbolado del canal Imperial de
Aragón; el del paseo de la Castellana y otros “mil paseos de Madrid”. En otra
referencia, se indica lo mucho que debe la capital de España al esfuerzo de
este borjano.
Fue
también el creador de los jardines de San Fernando de Henares, de numerosas
plantaciones de olivos “que no verá repetir la generación actual” y del
“caudaloso pantano en la provincia de Jaén”.
Enumera
además los cargos que desempeñó: Director facultativo de los arbolados de
Madrid; Visitador General de los del duque de Osuna, y, hasta su fallecimiento,
Inspector de la Real Casa.
Nos ha
llamado la atención que D. Francisco Sangüesa aparezca, en 1849, como vocal de
la Junta General de Agricultura de Madrid, aunque especificando que tiene su
residencia en Logroño.
En
cualquier caso, ha merecido la pena destacar la labor de estos dos relevantes
borjanos de los que, al menos el padre, “hizo algo por Borja”, darnos patatas
para comer, algo imprescindible para nuestros tradicionales “ranchos”.
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