En el archivo de la familia Ojeda hemos encontrado un interesante impreso, fechado el 25 de octubre de 1911, en el que se protesta contra una resolución del M. I. Ayuntamiento, en virtud de la cual se suprimía una antigua tradición de la ciudad.
En Borja,
además de los guardias municipales, existían unos serenos (que llegaron a ser
cinco), los cuales se encargaban de velar por la seguridad durante las noches.
Iniciaban su servicio a las diez de la noche y, antes de comenzar sus rondas,
desde tiempo inmemorial, se reunían en la puerta de la Casa Consistorial,
cantando la jaculatoria “Alabado sea Dios. Bendito y alabado sea”, seguida del
informe del tiempo: “Las diez en punto y sereno” o “Las diez en punto y
lloviendo”, que repetían en determinados momentos de su recorrido, solo en lo
que respecta a la información meteorológica.
Sabíamos que,
durante la II República, esa costumbre había sido prohibida, hasta que, el 30
de agosto de 1936, volvió a cantarse, en medio del entusiasmo popular. Pero ignorábamos
que lo mismo había ocurrido en 1911, dándose la circunstancia de que, en esos
momentos, era Alcalde de Borja D. Baltasar González (lo fue desde el 1 de enero
de 1910 hasta el 1 de enero de 1912), lo cual no deja de ser curioso.
En la protesta,
a la que se invitaba a adherirse a todos los vecinos, se calificaba de “vituperable”
la decisión de la corporación municipal, por entender que no resolvía “ningún
problema económico, ni entraña ninguna utilidad, ni garantiza la tranquilidad
pública, sino que, por el contrario, la turba y descompone”, hiriendo los sentimientos
de muchos, por lo que se pedía la revocación de un acuerdo “tan inútil como
injusto”.
No sabemos si
se rectificó en esos momentos, aunque sí se hizo después, como lo demuestra que
volviese a prohibirse en época republicana, también bajo el influjo de D.
Baltasar González.

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