La
Tellana es la depresión existente en la Muela Alta de Borja y, en época
prehistórica estaba ocupada por una laguna donde abrevaban un significativo
número de especies animales que constituían uno de los recursos alimenticios de
las poblaciones humanas allí asentadas.
Porque,
hacia el año 2.200 a. de Cristo, en pleno período Calcolítico, un grupo de
gente se asentó en Moncín, ocupando una cueva que allí existía muy cercana a un
caudaloso manantial y con terrenos fértiles en sus alrededores para desarrollar
una agricultura cerealista.
A
partir de esa cueva, que siempre fue el eje rector de esa comunidad y donde se
conservan pinturas rupestres, por lo que es “Patrimonio de la Humanidad”,
dentro de la declaración genérica de “Arte rupestre levantino, fueron colonizando
toda la Muela, en la que se han llegado a contabilizar cerca de 40 yacimientos.
Sobre esta comunidad, que habitó allí durante más de 1.000 años, ha publicado
diversos artículos el responsable de la Sección de Arqueología de nuestro
Centro, D. Isidro Aguilera Aragón, a la que ha dedicado también su tesis
doctoral.
La
laguna se desecó en uno de los múltiples cambios climáticos acaecidos en el
transcurso de la historia de nuestro planeta, aunque esporádicamente el agua
vuelve a ella, como ha ocurrido estos días de intensa pluviometría, lo que nos
ha permitido recordar a aquellos hombres de hace 4.000 años que constituyen el
precedente más remoto de nuestra especie. Decimos esto ya que también han
aparecido muestras de sílex trabajado que, en algunos casos, se pueden datar
más allá del 50.000 a. de Cristo, pero eran obra del Homo sapiens Neanderthalensis, una especie diferente, sobre la que
hasta hace poco se negaba la hibridación con la nuestra, aunque los últimos
estudios realizados han cuestionado con pruebas de ADN esa teoría.
Para
las personas interesadas, podemos señalar que, en el Museo Arqueológico de Borja se conservan útiles pertenecientes a ambas
especies.
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