El
último número de Palaeohispanica, la
revista sobre Lenguas y Culturas de la Hispania Antigua incluye un artículo de
Isidro Aguilera Aragón, escrito en colaoración con Carlos Jordán Cólera,
titulado “Dos nuevos grafitos celtibéricos procedentes de Burzau (Borja, Zaragoza).
Isidro
Aguilera es el responsable de la Sección de Arqueología del Centro de Estudios
Borjanos y responsable, desde hace muchos años, de las investigaciones
arqueológicas en nuestra, fruto de las cuales fue la creación del Museo
Arqueológico de Borja cuyo proyecto museográfico fue elaborado por él. En la
actualidad es conservador del Museo de Zaragoza y última su tesis doctoral
sobre el conjunto de cuevas y abrigos que ha localizado en la Muela Alta de
Borja.
Por
su parte, el Prof. D. Carlos Jordán Cólera es Profesor Titular del Área de
Conocimiento de Lingüística Indoeuropea del Departamento de Ciencias de la
Antigüedad de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza,
estando acreditado como Catedrático de Universidad. Realizó el Doctorado en
Filología Clásica en la Universidad de Salamanca sobre “Relaciones dialectales
entre el itálico y el griego” y es autor de diferentes trabajos en el ámbito de
su especialidad.
En
el artículo al que estamos haciendo referencia, los autores dan noticia de dos
inscripciones encontradas en las excavaciones realizadas en el entorno de la
Torre del Pedernal, durante los años 1986 y 1987. En ellas se pusieron de al
descubierto restos pertenecientes a la parte posterior de una gran domus (casa) alto imperial y, lo que es
más significativo, la presencia bajo ellos de potentes niveles arqueológicos
celtibéricos, lo que representó una sorprendente novedad ya que, hasta ese
momento, se creía que la ciudad celtibérica se encontraba circunscrita a las
alturas de los cerros de la Cueva Esquilar y de la Corona. El hallazgo venía a
modificar, por lo tanto, los límites y extensión de Burzau, adquiriendo dimensiones insospechadas.
Los
grafitos estudiados aparecieron en un fragmento de cerámica de tipo
celtibérico, de color marrón claro amarillento, con un fino engobe del mismo
tono, y en la base de un vaso de cerámica calena de barniz negro.
Junto con una propuesta
de interpretación de ambas inscripciones, en realidad sólo puede considerarse
como tal a la primera, pues la segunda se limita a un único signo, en el
artículo se recuerdan otros grafitos hallados en Borja, en pesas de telar o en
cerámica negra, que se exponen en el Museo Arqueológico de nuestra ciudad y que fueron dados a conocer en Cuadernos de Estudios Borjanos.
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