La
colegiata de Santa María no sólo es uno de los monumentos más importantes de la
ciudad de Borja sino que, en el pasado, fue uno de los más destacados centros
de influencia debido al elevado número de clérigos que formaban parte de su
cabildo o capítulo (que no era exactamente lo mismo), el cual llegó a estar
integrado por un prior, 8 canónigos o capellanes canonicales y 8 racioneros, a
los que se sumaban los capitulares con voto de patrimonio particular y los
racioneros de patrimonio particular. Estos últimos eran los fundados en virtud
de legados privados. No obstante, su número varió, como veremos a lo largo del
tiempo.
A
pesar de ello, no disponemos todavía de una historia precisa de la colegiata, aunque
en los últimos años se han experimentado avances considerables en los que
respecta a su evolución arquitectónica.
Tampoco
tenemos la relación de personas que ocuparon los diferentes puestos en su
capítulo, ni tan siquiera los de aquellos que desempeñaron las más importantes
dignidades.
De
ahí el interés de los datos que facilita una publicación titulada Guia del Estado eclesiástico seglar y
regular de España en particular y de toda la Iglesia Católica en general, editada
en la Imprenta Nacional de Madrid desde el siglo XVIII, por iniciativa de D.
Julián Sánchez de Haedo.
En
la correspondiente a 1802, que hemos podido consultar en una biblioteca borjana
que estamos catalogando, aparece como Prior el Dr. D. Diego Quartero. Los
puestos correspondientes a los 8 canónigos están ocupados por el Dr. D. Dámaso
Navarro; D. Mariano Lázaro; D. Eleuterio Otano; D. Francisco Bernal (de capa);
el Dr. D. Luis María del Río; el Dr. D. Indalecio Estrada (canónigo doctoral) y
el Dr, D. Jorge Zaval (Vicario). El más importante era el doctoral, encargado
de la defensa de los intereses de la colegial en los pleitos entablados; por
ello tenía que ser doctor en Derecho y su plaza se cubría por oposición. Por su
parte, el Vicario era quien ejercía las funciones de párroco en Santa María. Es
significativo el hecho de que, tanto el prior como cuatro canónigos eran
doctores.
Como
capellán canonical figura D. Pedro Lamana, capellán real. Esta capellanía se
instituyó en la colegiata, tras la desaparición de la iglesia del castillo que
era provista por el monarca.
En
esos momentos había 5 plazas de capitulares con voto, de patrimonio particular,
estando ocupadas tres de ellas por D. Justo del Río; el Dr. D. Manuel Alonso y
Subías que ejercía como Magistral, otra importante dignidad ya que era el
encargado de la predicación en las ocasiones solemnes; y D. Juan José de Asso.
De
las 8 plazas de Racioneros estaban ocupadas 7, por D. José Martínez (ya
jubilado; D. Pedro Otano; D. Tomás Almau; D. Antonio Fernández de Heredia; el
Dr. D. Buenaventura Tejadas (Vicario de San Miguel); D. Maximino Ferrández; y
D. Mariano Corellano. A ellos se añaden tres “capellanes racionales de
patrimonio particular” que son D. Joaquín Pérez; D. Jerónimo Sinués y D. Tadeo
Sangüesa.
Por
otra parte, en Internet se pueden consultar varias de estas guías.
Concretamente, hemos revisado la de 1829, en la que aparece como Prior D. José
Custardooy. Únicamente se contabilizan siete plazas de canónigos, con dos
vacantes, una de ella la de vicario. Los que las ocupan son D. Tadeo Sangüesa
(en 1808 era capellán de patrimonio particular); el Dr. D. Salvador García
(canónigo doctoral); D. Vicente Marco; D. Pedro Telinga; y D. Manuel Sangüesa.
Hay
tres capellanes canonicales que son D. Bernardo Sánchez Hidalgo (capellán
real); D. Justo María del Río (que en 1808 era capitular de patrimonio
particular) y D. Mariano Colás.
Sigue
habiendo 8 plazas de racioneros, una de ellas vacante que es precisamente la de
vicario de San Bartolomé. Las ocupan el Dr. D. Buenaventura Tejadas (vicario de
San Miguel que, con el citado anteriormente, son los únicos que tienen este
grado en el cabildo en esos momentos); D. Máximo Ferrández (ya jubilado); D.
Mariano Corellano; D. Felipe Ferrández; D. Manuel Almondarain: D. Manuel
Casanova y D. Joaquín Melero.
Finalmente,
se reseña a tres beneficiados que han venido a sustituir a los capellanes de
patrimonio particular: D. Manuel Miguel; D. Joaquín Martínez y D. Manuel Zaro.
La
presencia de un número de unos 20 o 25 sacerdotes vinculados a la colegial da
idea de la influencia que pudo tener y el papel que desempeñaba entre los
clérigos borjanos ya que, por la Bula de Patrimonialidad concedida por el Papa
Alejandro VI, estas plazas sólo podían ser provistas entre los nacidos o
bautizados en la ciudad, salvo las que se cubrían mediante oposición, por
requerir el título de doctor.
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