El
17 de mayo de 2014, dimos cuenta en este blog de la adquisición de esta medalla
de plata, acuñada en nuestra ciudad, con motivo de la proclamación de Carlos
IV, el 1 de diciembre de 1789.
Las ceremonias de
proclamación de un nuevo monarca, que no tenían tradición en Aragón,
adquirieron gran relevancia tras la llegada de la dinastía borbónica. El Centro
de Estudios Borjanos reeditó el librito publicado con los actos que se
organizaron en Borja, durante la proclamación de Luis I, la primera de las
celebradas en nuestra ciudad.
Aún
más importantes fueron los actos organizados cuando accedió al trono Carlos IV,
en los que el concejo llegó a gasta la nada despreciable cantidad de 4.000
libras, lo que le ocasionó algunos problemas. Entre las iniciativas llevadas a
cabo en ese momento figuraba la acuñación de dos medallas de igual tamaño
(equivalente al de un euro actual), una de plata y otra de cobre. Conviene
recordar que no se trababa de monedas, pues su carácter era meramente
conmemorativo.
En
las actas municipales se indica que algunos ejemplares de las mismas fueron
conservados en el Archivo Municipal, del que desaparecieron pronto. Cuando el
Secretario de la corporación D. Rafael García escribió, en 1902, su historia de
Borja hacía constar que de la acuñación en plata solo se conocían dos
ejemplares, uno en poder de los herederos del general D. Romualdo Nogués (uno
de los más importantes coleccionistas de su época) y otra, de D. Ezequiel
Fauquier. En cuanto a las de cobre, el único ejemplar conocido lo tenía,
curiosamente, el propio Sr. García.
Ahora,
nos satisface informar de la adquisición de la medalla, acuñada en cobre, cuyo
formato es el mismo que la de plata. En el anverso aparece el escudo de la ciudad, con
la leyenda “L.M.N.Y. L.P.S.S.F.C.D. BORJA”, que quiere decir: “La Muy Noble y
Leal, por ser Saqueada, Fidelísima Ciudad de Borja”. En el reverso y bajo una
cruz sobre palmas figura la inscripción: “In Agusta Aclamatione Caroli IIII.
Fidelitas. An. 1789” (En la augusta proclamación de Carlos IV. Fidelidad. Año
1789).
Hemos
podido, por lo tanto, completar la colección de estas medallas que constituyen
un importante documento histórico para la historia de nuestra ciudad, a la que
ha podido retornar, merced al empeño que, desde hacía tiempo, veníamos
dedicando para conseguir este objetivo.
Conviene
señalar, por otra parte, que la acuñación de estas monedas era habitual en
diferentes localidades y, en el caso de la proclamación de Carlos IV, tan sólo
en Aragón lo hicieron Barbastro,
Calatayud (2 modelos), Daroca (2 modelos), Ejea de los Caballeros, Huesca,
Jaca, Sádaba, Sos del Rey Católico, Tauste, Teruel, Uncastillo, y Zaragoza (7
modelos), cada una con diseño propio.
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