miércoles, 29 de junio de 2016

Fiestas a las que asistía el Ayuntamiento en corporación en 1839


En el Archivo Histórico Municipal de Borja se conserva esta tabla en las que se detallan las fiestas a las que asistía el Ayuntamiento de la ciudad, en corporación. Lleva fecha de 12 de mayo de 1839 y está firmada por el entonces Secretario D. Francisco García. Está pegada sobre otra anterior que apenas es visible a través de un desgarro de la que estamos comentando.
            El documento fue objeto de estudio por parte de D. Santiago Galindo Ibáñez y Dª María Teresa Escolano López, en el trabajo presentado en el Curso de Patrimonio Cultural Inmaterial, clausurado recientemente. Constituye, efectivamente, una recopilación de las tradiciones en uso, durante el  siglo XIX, y merece la pena darlo a conocer hoy, fiesta de San Pedro y San Pablo, que era una de las que contaban con la presencia de nuestras autoridades municipales y, por otra parte, se conmemoraba en el barrio que llevaba su nombre, la “costera de San Pedro”, donde se exponía la imagen del Santo en una hornacina que aún se conserva.
            Bajo el título: “Días de Concurrencia del M. Y. Ayuntamiento de esta Ciudad á la Ynsigne Yglesia Colegial de la misma y ceremonial que debe observarse conforme á lo acordado por dicha Corporación en el día de la fecha, según resulta del Libro de Actas, á cargo del Ynfraescripto”, va reseñando las fiestas a las que, en cada mes, asistía en corporación.
            La primera de ellas, era con ocasión del Día de Reyes, en el que acudía a la colegiata de Santa María “congregándose en la Sacristía para oír la misa conventual y pasar al Ofertorio” retornando al finalizar la misa a la sacristía.  
            El 2 de febrero, se celebra la Presentación del Señor o “Fiesta de la Candelaria” que, antaño, tenía gran importancia. A ella, asistía la “ciudad” en la misma forma que en la de Reyes y todavía hemos llegado a presenciar la participación de los niños de los centros escolares en la misa de ese día. Dentro de este mes, una ceremonia de especial solemnidad era la proclamación de la Bula de la Santa Cruzada, un privilegio específicamente español que se mantuvo en vigor hasta fechas recientes, aunque ya no se llevaba a cabo como en el pasado.

            Dentro de las fiestas móviles de esa primera parte del año, también acudía a la celebración del Miércoles de Ceniza, que le ira impuesta a todos los miembros de la corporación municipal.
            Ya en Semana Santa, se registra la asistencia el “Domingo de Ramos, Jueves, Viernes, y Sábado Santo”, así como el “Segundo de Pascua de Resurrección”. Hay que tener en cuenta que, a diferencia de lo que ocurre, en la actualidad, la Pascua comenzaba el sábado y el domingo era ya, “Segundo de Pascua”. Puede llamar la atención el que no se mencione al Entierro de Cristo, pero en aquellos momentos no tenía la importancia que tuvo después. Había dejado de celebrarse tras la Guerra de la Independencia y, aunque fue restaurado en 1831, atravesó por graves dificultades, debido a la pérdida de pasos e insignias y no fue hasta 1845 cuando se hizo cargo del mismo la cofradía de las Almas. Por otra parte, en 1835, había tenido lugar la desaparición de todos los conventos de religiosos, como consecuencia de los decretos desamortizadores y muchas de las ceremonias relacionadas con la Semana Santa ya no gozaban de la solemnidad de los años anteriores.
            También móviles pero próximas al mes de mayo eran las fiestas de la Ascensión, siempre en jueves; la de Pentecostés y la del “tercero de Pascua”. En todas ellas, la corporación asistía en pleno, saliendo de las Casas Consistoriales y, en el caso de la tercera, participando en la procesión general que tenía lugar ese día, la llamada “Procesión de la Rosa” que, junto a la del Corpus era la más importante, con la presencia de todas las peanas de los patrones de las diferentes cofradías.
            Con ocasión del Corpus Christi, la corporación asistía, tanto por la mañana a la Misa Solemne, como a la procesión de la tarde, partiendo desde las Casas Consistoriales. También lo hacía el jueves siguiente, de infraoctava, aunque en este caso, congregándose en el claustro o en la sacristía de la colegiata.
            El 24 de junio se celebra la fiesta de San Juan Bautista, la primera de las votadas de la ciudad, en la que el Ayuntamiento salía de su sede en corporación. También asistía, el día 29 de junio, a la fiesta de San Pedro, aunque en este caso, por no ser votada, se reunía en la sacristía de Santa María.
Lo mismo ocurría con motivo de la Asunción de la Virgen, el 15 de agosto, en la que además concurría a las vísperas solemnes de ese día, por ser la titular de la colegiata.
Distinto era el caso de la fiesta de San Roque, el 16 agosto, que era la segunda fiesta votada de la ciudad y, por lo tanto, la presencia de las autoridades revestía la máxima solemnidad, la misma con la que se celebraba la fiesta de la Exaltación de la Cruz, el 14 de septiembre, patrona de la ciudad en esos momentos. Hay que señalar que ni en el caso de San Bartolomé, ni en el de las fiestas de otras cofradías se registra la presencia del Ayuntamiento.
La última fiesta votada era la de la Inmaculada Concepción, el 8 de diciembre. En este caso se indica que “se sale en forma de sus Salas Capitulares para la iglesia de Religiosas de la Concepción, y concluida la función acompañan la imagen a la Colegial adonde se lleva para la procesión general de la tarde”.
La relación finaliza con la mención a la asistencia a la fiesta del día de Navidad, “congregándose en la sacristía”.
A la vista de lo expuesto, pueden constatarse los cambios experimentados casi dos siglos después, cuando de las fiestas votadas no queda sino el recuerdo, aunque de forma no corporativa se asiste a otras muchas ceremonias y, de manera oficial, a otras como las del Entierro de Cristo o el Rosario de Cristal.

2 comentarios:

  1. Que grande detalle. Aún se conserva muy bien el documento. Enhorabuena por el blog, me voy pasar por la biblioteca virtual a ver que tenéis.

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  2. Me parece muy interesante el documento. Además, muy bien conservado

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