En el Archivo
Histórico Municipal de Borja se conserva esta tabla en las que se detallan las
fiestas a las que asistía el Ayuntamiento de la ciudad, en corporación. Lleva
fecha de 12 de mayo de 1839 y está firmada por el entonces Secretario D.
Francisco García. Está pegada sobre otra anterior que apenas es visible a
través de un desgarro de la que estamos comentando.
El documento fue objeto de estudio
por parte de D. Santiago Galindo Ibáñez y Dª María Teresa Escolano López, en el
trabajo presentado en el Curso de Patrimonio Cultural Inmaterial, clausurado
recientemente. Constituye, efectivamente, una recopilación de las tradiciones
en uso, durante el siglo XIX, y merece
la pena darlo a conocer hoy, fiesta de San Pedro y San Pablo, que era una de
las que contaban con la presencia de nuestras autoridades municipales y, por
otra parte, se conmemoraba en el barrio que llevaba su nombre, la “costera de
San Pedro”, donde se exponía la imagen del Santo en una hornacina que aún se
conserva.
Bajo el título: “Días de Concurrencia del M. Y. Ayuntamiento de
esta Ciudad á la Ynsigne Yglesia Colegial de la misma y ceremonial que debe
observarse conforme á lo acordado por dicha Corporación en el día de la fecha,
según resulta del Libro de Actas, á cargo del Ynfraescripto”, va reseñando
las fiestas a las que, en cada mes, asistía en corporación.
La primera de ellas, era con ocasión
del Día de Reyes, en el que acudía a
la colegiata de Santa María “congregándose
en la Sacristía para oír la misa conventual y pasar al Ofertorio”
retornando al finalizar la misa a la sacristía.
El 2 de febrero, se celebra la
Presentación del Señor o “Fiesta de la
Candelaria” que, antaño, tenía gran importancia. A ella, asistía la
“ciudad” en la misma forma que en la de Reyes y todavía hemos llegado a
presenciar la participación de los niños de los centros escolares en la misa de
ese día. Dentro de este mes, una ceremonia de especial solemnidad era la proclamación de la Bula de la Santa Cruzada,
un privilegio específicamente español que se mantuvo en vigor hasta fechas
recientes, aunque ya no se llevaba a cabo como en el pasado.
Dentro de las fiestas móviles de esa
primera parte del año, también acudía a la celebración del Miércoles de Ceniza, que le ira impuesta a todos los miembros de la
corporación municipal.
Ya en Semana Santa, se registra la asistencia el “Domingo de Ramos, Jueves, Viernes, y Sábado Santo”, así como el “Segundo de Pascua de Resurrección”. Hay
que tener en cuenta que, a diferencia de lo que ocurre, en la actualidad, la
Pascua comenzaba el sábado y el domingo era ya, “Segundo de Pascua”. Puede
llamar la atención el que no se mencione al Entierro de Cristo, pero en
aquellos momentos no tenía la importancia que tuvo después. Había dejado de
celebrarse tras la Guerra de la Independencia y, aunque fue restaurado en 1831,
atravesó por graves dificultades, debido a la pérdida de pasos e insignias y no
fue hasta 1845 cuando se hizo cargo del mismo la cofradía de las Almas. Por
otra parte, en 1835, había tenido lugar la desaparición de todos los conventos
de religiosos, como consecuencia de los decretos desamortizadores y muchas de
las ceremonias relacionadas con la Semana Santa ya no gozaban de la solemnidad
de los años anteriores.
También móviles pero próximas al mes
de mayo eran las fiestas de la Ascensión,
siempre en jueves; la de Pentecostés
y la del “tercero de Pascua”. En todas ellas, la corporación asistía en pleno,
saliendo de las Casas Consistoriales y, en el caso de la tercera, participando
en la procesión general que tenía lugar ese día, la llamada “Procesión de la Rosa” que, junto a la
del Corpus era la más importante, con la presencia de todas las peanas de los
patrones de las diferentes cofradías.
Con ocasión del Corpus Christi, la corporación asistía, tanto por la mañana a la
Misa Solemne, como a la procesión de la tarde, partiendo desde las Casas
Consistoriales. También lo hacía el jueves siguiente, de infraoctava, aunque en
este caso, congregándose en el claustro o en la sacristía de la colegiata.
El 24 de junio se celebra la fiesta
de San Juan Bautista, la primera de
las votadas de la ciudad, en la que el Ayuntamiento salía de su sede en
corporación. También asistía, el día 29 de junio, a la fiesta de San Pedro, aunque en este caso, por no
ser votada, se reunía en la sacristía de Santa María.
Lo
mismo ocurría con motivo de la Asunción
de la Virgen, el 15 de agosto, en la que además concurría a las vísperas
solemnes de ese día, por ser la titular de la colegiata.
Distinto
era el caso de la fiesta de San Roque,
el 16 agosto, que era la segunda fiesta votada de la ciudad y, por lo tanto, la
presencia de las autoridades revestía la máxima solemnidad, la misma con la que
se celebraba la fiesta de la Exaltación
de la Cruz, el 14 de septiembre, patrona de la ciudad en esos momentos. Hay
que señalar que ni en el caso de San Bartolomé, ni en el de las fiestas de
otras cofradías se registra la presencia del Ayuntamiento.
La
última fiesta votada era la de la Inmaculada
Concepción, el 8 de diciembre. En este caso se indica que “se sale en forma de sus Salas Capitulares
para la iglesia de Religiosas de la Concepción, y concluida la función
acompañan la imagen a la Colegial adonde se lleva para la procesión general de
la tarde”.
La
relación finaliza con la mención a la asistencia a la fiesta del día de Navidad, “congregándose en la sacristía”.
A
la vista de lo expuesto, pueden constatarse los cambios experimentados casi dos
siglos después, cuando de las fiestas votadas no queda sino el recuerdo, aunque
de forma no corporativa se asiste a otras muchas ceremonias y, de manera
oficial, a otras como las del Entierro de Cristo o el Rosario de Cristal.
Que grande detalle. Aún se conserva muy bien el documento. Enhorabuena por el blog, me voy pasar por la biblioteca virtual a ver que tenéis.
ResponderEliminarMe parece muy interesante el documento. Además, muy bien conservado
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