En
1968 se celebró en Borja el Centenario de la fundación de la Asociación de
Hijas de María que, en aquellos momentos, tenía su sede canónica en la iglesia
de Santo Domingo, a la que había sido trasladada desde su emplazamiento
original en la iglesia del convento de Santa Clara.
Con
ese motivo, poco antes del inicio de las conmemoraciones, fue distribuido este
curioso díptico en el que se reproducía una “Carta de la Sma. Virgen a las
Hijas de María de Borja”, invitándolas a prepararse para “obtener los favores
que quiero hacerte, porque cuanto más te prepares, mayores los recibirás”.
Utilizando algunas expresiones ahora en desuso, como “me plugo llamarte a mi
Asociación de Hijas de María”, les invitaba a propagar esa devoción entre todas
las jóvenes de Borja y a practicar la devoción de los cinco primeros sábados
del mes, recordando que el 6 de enero de 1968 “será primer sábado del mes y del
año”, por lo que la distribución del díptico tuvo que efectuarse con
anterioridad a esa fecha.
Eran
tiempos muy distintos, aunque hay que destacar el influjo que asociaciones como
esta de las Hijas de María o la Congregación Mariana, en el caso de los
jóvenes, tuvieron en la formación espiritual y cultural de varias generaciones.
Ambas desaparecieron a comienzos de la década de los años 70 y no por la
evolución de la sociedad, sino por un desacertado planteamiento pastoral de los
responsables eclesiásticos, recelosos ante la autonomía que ambas tenían en una
sede independiente de las parroquias.
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