Ayer
fue el cuarto domingo de Adviento y, como es tradicional, en la iglesia del
convento de Santa Clara de Borja se encontraba ya instalado el Nacimiento, lo
que , junto con las cuatro velas encendidas en la Corono de Adviento,
constituye el preludio de la inminente celebración de la Navidad.
Este
Nacimiento es el más antiguo de los conservados en nuestra ciudad y se inscribe
dentro de la tradición franciscana de rememorar, de esta forma el gran misterio
de la Natividad. Fue San Francisco de Asís el primero que escenificó un belén
viviente y, por este motivo, en todos los conventos de las distintas ramas de
su orden, la colocación de Nacimientos y Belenes se ha mantenido hasta nuestros
días.
El
caso que nos ocupa ofrece la singularidad de que el motivo central va cambiando
en el transcurso del ciclo navideño. Ahora y hasta la noche del días 24, entre
la Virgen y San José se coloca un libro, aludiendo a las profecías de la
Sagrada Escritura que anunciaban la próxima venida del Mesías.
En
Nochebuena, ese lugar lo ocupará la imagen del Niño Dios que acaba de venir al
mundo y ya, en la solemnidad de la Epifanía, podremos verle sentado en una sillita,
bendiciendo a los Magos que le ofrecen sus presentes.
No se
trata, por lo tanto, de un belén en el sentido actual, aunque estén presentes los Reyes. Los belenes llegaron a España,
procedentes de Nápoles, durante el reinado de Carlos III que, anteriormente, había
ocupado ese trono. Aquí arraigaron con fuerza y en Borja, como en otros
lugares, la tradición belenística es muy importante. Entre sus manifestaciones
más destacadas se encuentran el belén de la Asociación de Mujeres, instalado en
la Casa Consistorial, y el que puede visitarse en el Auditorio Municipal que,
hasta este año, se instalaba en el convento de religiosas concepcionistas,
seguidoras también de la regla franciscana. De ambos publicamos imágenes en
este blog que pueden verse de nuevo en los enlace que hemos colocado.
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